Capítulo treinta y cinco

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ADVERTENCIA⚠️

Este capítulo contiene contenido sensible, por favor si no es de tu agrado o no eres tan susceptible a este tipo de cosas puedes saltarte el capítulo.

Se recomienda tener una mente abierta durante el capítulo, sin más que decir...




MIA DONNET

Me quede un rato hablando con el y sus amigos, era chicos agradables, iba por mi tercera copa y Kevin fue por la cuarta.

—Oh enserió —Me miro sin creerme

—Si, acabamos de empezar nuestra relación.

—Tienes suerte —Suspiro —No puedes encontrar a chicos buenos hoy en día.

—Si, tengo mucha suerte —Murmure recordando a Matt.

Ella y yo seguimos hablando por un tiempo hasta que se tuvieron que ir, solo quedábamos tres en la mesa.

—Aquí tienes —Kevin dejo un vaso frente a mi.

—Gracias.

En poco tiempo el amigo de Kevin se fue y supe que yo también tenia que irme.

—Nos vemos mañana en la empresa —Me levante.

— ¿Un último brindis?—Mire mi copa.

—Claro —Chocamos los vasos y bebí lo poco que quedaba.

Caminamos hacia la salida y me tuve que sostener de él al sentirme mareada.

—Mia, ¿Estas bien? —Asentí.

—Solo… —Aclare mi garganta —Debo ir al baño.

Mis manos comenzaron a sudar y me sentía rara.

Antes de siquiera llegar a la puerta del baño me maree y sentí a alguien sosteniéndome.

—Linda chica —El mundo me daba vueltas y la vista comenzó a distorsionarse—Vas a aprender a no volver a mentirle a alguien.

Sentí como era levantada y puesta de pie, apenas podía caminar.

—Aire —Susurre como pude.

—Tranquila a eso vamos —Sentí un beso en mi cuello y luego el frío del exterior.

Sentí que me depositaban en un asiento suave, las luces a mi alrededor no eran claras.

—Colabora Mia, ¿Quieres? —Unas manos frías se deslizaron por mis piernas y subieron por mi vestido.

—No —Aleje las manos.

—Quieta —Me tomo del cuello fuertemente impidiendo el paso del aire.

Traté de quitarlo pero mis brazos se sentían débiles, no se porque pero comencé a llorar.

—Maldita chillona —Exclamó enfurecido, sentí un ardor en mi mejilla —Quédate quieta si no quier…

Escuché un gran estruendo y quise levantarme pero no podía.

Escapando Del MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora