Capítulo treinta y tres

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SARA WILLIAMS

No podía parar de pensar en lo que vi anoche, el no puede estar aquí y menos ella.

—Come un poco—Sugirió Mia que acababa de llegar a casa.

—He dicho que no tengo hambre—Murmure colocándome los pendientes.

—Sara —Rodé los ojos.

—Gracias por preocuparse—Me gire hacia ellas—Pero estoy bien y hoy simplemente no quiero comer.

Me encogí de hombros, ambas se vieron sin creerme.

—Vámonos o se nos hará tarde —Salí de casa sin esperarlas.

Llegamos a la empresa y fui directo a mi oficina de trabajo. Cerré con pestillo y tire mi bolso a la silla.

Me tome del cabello harta de todo. ¿Por qué tuviste que volver a mi vida?

Me senté y suspire, concéntrate hay mucho trabajo por hacer.

Pasaron las horas y yo no pude hacer nada, solo miraba la pantalla sin saber que hacer.

—Señorita la buscan—Hablo alguien a través de la puerta.

Me levante y abrí.

—Quién e...

—Hola —Mire hacia un lado esa irritante voz.

—Puedes irte—Le dije a la chica, mire a Romina entrar a mi oficina.

—Vaya este si que es tu estilo —Rodé los ojos, por el momento estaba calmada, no hay porque hacer escándalos.

— ¿Que haces aquí?—Dejo de ver el cuadro y me miró con una sonrisa.

—Más bien ¿que haces tu aquí?—Me sonrió.

Me senté en mi escritorio y torpemente marque el número de las chicas en el teléfono de mi oficina.

No tenía un buen presentimiento.

—Trabajando. —Respondí sin interés alguno.

—Oh la niña de papi al fin esta trabajando—Contesto burlona —Sabes me impresionó no ver tu cara en todo los periódicos cuando decidiste huir.

Apreté los puños a mis costados, la puerta se abrió bruscamente y por ella entró Emma.

—Y a ella también—Sonrió, Mia entro agitada—Vale a ella igual.

Emma cerró la puerta.

—Saben ustedes tres me impresionan—Murmuró—Esconderse por meses y en una ciudad grande es impresionante.

Camino hasta sentarse en el sillón.

—Solo les fallo algo en su plan.

— ¿Y que seria eso? —Sonrió de una forma muy tétrica.

—No contaron con que sus padres sufrirían las consecuencias—Las tres nos miramos.

— ¿A que te refieres con eso?—Pregunto Mia temiendo la respuesta.

—Rafael no es muy amigable con tu madre cuando desobedece una orden y tu papá —Apunto a Emma —No se ve bien arrodillado ante nadie.

Rodé los ojos ante lo que soltó.

—Y tu madre —Miró a Mia —Parece que le está yendo muy mal vestida de jardinera.

Me levante del asiento y la tome del brazo.

—Linda charla ahora lárgate —Cuando abrí la puerta para sacarla... lo vi.

Henry me vio atónito, solté su brazo lentamente sin dejar de observarlo. El se quedo inmóvil, sus ojos se aguadaron y una sonrisa surco su rostro.

Escapando Del MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora