1. Agridulce bienvenida

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AaAaaantes de empezar, voy a ponerles los nombres de los personajes que salen en este capitulo pa que luego no se me confundan tanto xdxdx aunque es muy fácil ubicar a los personajes ahora, puede que más adelante no lo sea jahshs

Hiroko/Hiro = ps Hiro, duh
Micaela/Mica = Miguel
Tío Chris = Tía Cass
Delta = Dante  (Sí, hasta al perro)
Sadashi = Tadashi

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En una mañana agradable de Octubre en el pequeño y ruidoso pueblo de Santa Cecilia, una chica en compañía de su tío, se encontraban caminando entre puestos de artesanías. Por su apariencia extranjera, parecería que solo son turistas, pero esa no era su primera vez caminando por aquellas pintorescas calles, y siendo saludados por los ya conocidos comerciantes.

Aunque bueno... de alguna forma, si era su primera visita ahora siendo una familia rota.

La joven se desanimó de solo recordar la ausencia de su hermana, mirando fijamente el alebrije de madera que tenía en la mano.

- Hiroko. - La llamó su acompañante. - ¿Estás bien, cariño?

- Sí, tío... - Le regaló una sonrisa falsa al mayor, pero Chris la conocía muy bien así que le dio una mirada de escrutinio. - Perdón, es solo que... a ella le hubieran gustado ver estas figuritas.

Suspiró resignada la adolescente aunque intentando mantener una sonrisa rota.

- Tranquila, ella estará aquí y lo podrá ver. - Le aseguró su tío, mientras tomaba la figura de madera y pagaba por ella. - Recuerda lo que Micaela te ha dicho... 

Ah, Micaela Rivera... Hiroko apreciaba mucho su amistad, pero cada que habla del Día de Muertos y cómo es que funcionaba, le parecía ridículo e imposible. Aunque, la joven de ahora 14 años siempre parecía tan entusiasta sobre sus historias que hasta parecía ser algo que realmente pasó.

De pronto, como si invocaran su ser, apareció una visita inesperada...

- ¿Huh? - Hiroko escuchó unos familiares ladridos. - ¡Delta! - La cachorra xoloitzcuintle se acercó hasta la chica y se paró sobre sus patas traseras para saludarle, moviendo de un lado a otro su alegre colita. - Aw... ¿Cómo estás, nena? - Tomó la cabeza del animal y acarició sus orejas con cariño.

Hiroko se sentía realmente feliz de ser recibida por la mascota de su amiga. Era más una persona de gatos, pero también los perros le parecían adorables, en especial la pequeña Delta, quien de hecho, había sido secretamente adoptada por el par de niñas, años atrás en una de sus muchas aventuras veraniegas.

- Hablando de... - Continuó Chris mirando a lo lejos. - ¿Los Rivera ya saben que llegamos?

- Los demás lo saben pero no le he dicho a Micaela. - Hiroko se encogió de hombros. - Quiero sorprenderla.

Y vaya sorpresa se dio Micaela al ver que Delta la guió hasta los Hamada, pero más grande fue la sorpresa de Hiroko, por que justo después de haber terminado aquella oración, sintió como era fuertemente abrazada por detrás y viendo un par de brazos rodeando su cintura.

- ¡Hiro! - Exclamó la más baja, hundiendo su rostro en la espalda de su amiga. - ¡¿Por qué no me avisaste?! ¡Dijiste que ibas a llegar mañana!

Amaba que Micaela la abrazara, pero pordiosniña, déjala respirar para que pueda contestar.

- M-mica... - Apenas pudo responder la más alta, no sabiendo como zafarse de aquel agarre.

Micaela soltó a su amiga y esta suspiró intentando recobrar el aliento. Volteó para encararla, notando que estaba haciendo un leve puchero por no haber sido informada con anticipación.

Sí, somos mujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora