2. La maldición regresó

443 58 29
                                    

Personajes que aparecen o son mencionadosss:

Don Lalo (Eduardo) = Mamá Elena
Ernestina (Sí, ese nombre existe) = Ernesto puess

Otra aclaración: "Piñatas" es otra forma de decir "fiestas infantiles".

**
Un nuevo día había comenzado... y no se trataba de cualquier día, ¡esa noche celebrarían Día de Muertos! 

Desde lo que pasó hace un par de años, Micaela, en cada día de muertos, despierta con tanto entusiasmo de la cama, sabiendo que esa noche sus familiares la visitaría, y en esta ocasión, estaba aún más emocionada por compartir aquella celebración con su mejor amiga... pero todo el entusiasmo se perdió junto con la cobija que buscaba con la mano.

Había amanecido con más frio de lo normal y nO ENCONTRABA LA PINCHE COBIJA.

Ah, la encontró... la jaló, pero alguien más la jalaba de vuelta, y no parecía ceder a dársela.

Estaba lo suficientemente inconsciente para volver a dormirse, pero el frío calaba un  c h i n g o  , se sentía cansada y quería volver a dormir, pero seguiría peleando por su cobija, sea quien sea el pendejo que se la estaba quitand-

...

Mágicamente, todo su coraje se desvaneció al descubrir el rostro del responsable roba cobijas, quien, resultó ser una chica de cabello alborotado profundamente dormida.

Recordó que en la noche anterior, Hiroko se había negado a recibir una cobija ya que "siempre le daba calor en la madrugada", pero eso sucedía en las acaloradas noches de verano, cuando los Hamada normalmente visitaban Santa Cecilia. Esta era la primera vez que iban en noviembre y Hiroko se había acostado con una pijama muy descubierta y sin cobijarse... si no hubiese tenido la cobija de Micaela a la mano, amanecería toda tiesa.

Eso sería suficiente para despertarla y reclamarle, pero decidió dejarlo pasar. Con una increíble pereza, fue hasta su armario y sacó otra cobija para ella. 

Ya había salido el sol, y escuchaba a sus familiares afuera de su puerta, empezando su día, pero ella quería acostarse otro rato para recobrar calor, viendo el calmado rostro de su amiga. Sus largas pestañas, cejas gruesas, nariz pequeña, labios rozados... toda una imagen femenina y delicada que contrastaba con toda su personalidad tosca.

Sonrió enternecida, y luego se sintió como una estúpida. Y es que, Hiroko no hacía nada... nomames, nomas estaba ahí respirando y ya con eso tenía a Micaela vuelta loquita.

Trató de ignorar lo bonita que le parecía su amiga para poder dormir, dios sabe que trató, pero parecía que la asiática se lo había tomado inconscientemente como reto, ya que, hizo algo que derritió por completo a su amiga.

Empezó por entre abrir la boca, dejando visible la separación de sus dientes, y entre sueños murmuró:

- Mi...ca...

La nombrada solo pudo cubrirse por completo con su cobija, tapando un fuerte sonrojo con sus manos. Tratando en esconderle sus sentimiento a alguien inconsciente de ellos.

Tiene la leve sospecha de que Hiroko sentía lo mismo por ella...

Estaba nerviosa por lo que tenía preparado hacer esa misma noche, pero también estaba impaciente por saber la respuesta que, muy seguramente, recibiría.

Con eso en mente, volvió a quedarse dormida, esperando que nadie interrumpa sus sueños pronto.

Al fin y al cabo, la fiesta es hasta la noche.

‐-------------------

El sol se escondía, la temperatura bajaba... era el atardecer, ahora pintando el cielo de tonos rosa y naranja.

Sí, somos mujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora