Se escabulleron al interior del hogar, con cuidado de que ningún otro difunto las viera. Y todo esto nos trae de vuelta al inicio, donde Marcela apreciaba desde lejos al par de niñas mirándose cariñosamente.
—Van a venir para acá... —Le murmuró Ernestina.
Notó que la pequeña mariachi se estaba deshaciendo de su sombrero e iba de camino a la sala de ofrendas, donde Marcela se ocultaba, y aunque la niña viva no pudiese verla, los muertos que le seguían de cerca sí que podían.
Solo se ocultó detrás de la puerta.
—¡Gracias mamá Hortensia! —Exclamó la chica, entrando a la sala y quitándose de encima la guitarra blanca.
—De nada, chamaca —Contestó quién, supuso Marcela, era "Hortensia" a sabiendas de que su nieta no podía escucharle.
—Por la guitarra y por el consejo... —Sonrió enternecida y dejaba con cuidado el instrumento sobre la pared —Tenías razón... a Hiroko le encantan mis serenatas.
—¡Ay, eres tremenda! —Vitoreó Hortensia, queriendo abrazar a Micaela.
—Y... espero que Sadashi haya podido encontrar el camino a mi casa... sería lindo que pudiese ver todo esto.
—Aw, Trencitas... —La otra difunta que le acompañaba finalmente habló —Sí pude encontrarlo... gracias por todo lo que has hecho por mi hermanita.
Aquel esqueleto no vestía ropas antiguas como la mayoría. Era una mujer alta de cabello sujetado en una coleta y tenía una gorra puesta. Parecía ser la tal "Sadashi".
—Hiroko la extraña mucho... al igual que el tío Chris y sus amigos —Rio divertida —Este año pude conocerlos en verano, vinieron a mi fiesta, y también hoy nos acompañan... son increíbles —Suspiró la chica —Bueno, iré por algo que agua, ¡ahora vuelvo!
Ambas muertas vieron como la menor se iba de la sala, pero aún así, Ernestina y Marcela no podían salir de sus escondites.
—Lamento haberlos dejado a todos... —Se entristeció la joven muerta —No debí... correr al fuego...
—Y yo no debí subirme a ese tren —Le interrumpió Hortensia, intentando buscar su mirada, pero Sadashi la evadía —Sí vamos a hablar de errores, yo estoy peor...
—Tu no sabías que te iban a envenenar... —Su voz se empezó a quebrar —Yo sabía estaba consciente de que muy posiblemente no saldría con vida...
—Ey ey ey, ya basta... mírame —La más alta volvió a evitarla, pero la más baja le tomó del craneo para hacerla voltear —¡Que me mires, chamaca irrespetuosa!
—Ambas morimos a los 21... —Murmuró adolorida.
—Pero yo llevo muerta más tiempo, así que hágame caso —Dijo rencorosa, con aquel rostro en sus manos —Sí, correr a un incendio no fue de tus... mejores ideas, pero aún así, falleciste siendo una heroína, siendo la buena persona que eres...
—Y todos sufren por eso.
—Sufren porque no estás, no por lo que hiciste... —Bajó la mirada un momento, sus seres queridos sí sufrieron por que ella se fue por cuenta propia —En cambio yo... tuve la oportunidad de quedarme... pero no hice caso...
—Lo que te pasó tampoco fue tu culpa —Sadashi aseguró, mirándola con seguridad y tomando delicadamente las manos que estaban sobre su rostro —A las dos nos arrebataron nuestras vidas —Reconoció finalmente.
Ambas difuntas parecían no querer despegar su mirada de la contraria. Hortensia no quería apartar sus manos de aquel rostro que le recordaba tanto a sus errores pasados, y Sadashi no quería soltar las manos de la mujer con la que más empatizaba.
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Sí, somos mujeres
FanfictionHiroko y Micaela se encuentran lidiando con sus sentimientos en lo que se la pasan saltando de un mundo a otro. (One shots relacionados a la historia principal)