Greñuda y Trencitas (Parte 1)

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Aclaraciones:

- Este es uno de los oneshots ya mencionados en la descripción. Pero en este caso es un threeshot xdx

- Este capitulo contiene mucho Espanglish (Combinación de palabras en español con palabras en inglés), casi todas las partes en inglés están traducidas. Y algunas expresiones están mal escritas intencionalmente, así que no tomen esto como una clase de inglés (ni de español) xD

- Salto de tiempo... pa atrás.

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Estaba hambrienta, sedienta, perdida y sola... caminaba sin rumbo entre el solitario panteón de Santa Cecilia.

De pronto, un sabroso aroma invadió sus fosas nasales... no sabía que era, ¡pero olía a comida!

Con la fuerza que le quedaban en sus cuatro pequeñas patas, la cachorrita calva corrió hasta la salida de aquel panteón, buscando al responsable de aquel delicioso aroma.

Pero se sintió intimidada al ver que había mucha gente cerca de la comida... decidió no acercarse mucho, ya que las personas no suelen ser muy amables con ella, a pesar de ser pequeña, no muchos reconocían su belleza o inocencia al no contar con lo que muchos otros perritos si tenían... pelaje.

De todos modos se las arreglo comiendo algunas cosas que encontraba en el piso, solo que, le era difícil masticar si las hormigas le picaban el hocico.

Pero no siempre se la viviría así, ya que en un día caluroso de verano, escuchó una melodiosa vocecita en la plaza. La siguió y llegó hasta un gran árbol, en el que yacía sentada en una de sus gruesas ramas una niña de uniforme y trencitas.

Se sentó debajo del arbol solo para escucharle. Los niños en uniforme le daban miedo, aveces esos niños le aventaban piedras pero... era una voz muy bonita.

De pronto se detuvo y escuchó algo caer.

- Ay no... - Le escuchó decir.

Y de pronto olfateó un dulce aroma, bajó la mirada y notó un pedazo de pan dulce entre el pasto, y lo mejor de todo... ¡No tenía hormigas!

Rápidamente lo tomó alejándolo del suelo, solo para evitar que se infestara, ya que, por lo chiquito que es su hocico, no podría tragárselo de un bocado, así que se lo llevará a un lugar con menos insectos.

Pero... se enteró de quien fue el dueño de la pieza de pan.

Un par de pequeñas piernas cayeron con firmeza sobre el pasto, era la niña de trencitas, quien le habló directamente:

- Oye, eso era mío. - Reclamó la niña, pero no se escuchaba molesta, más bien, parecía sonreírle... era muy raro que la gente le regalara gestos así de lindos o le dejara comer de su pan. - Te vas a atragantar.

Movió la colita de alegría. Alguien le hablaba y le permitía darle de su propia comida, no le estaba gritando ni haciendo gestos de desagrado ante ella.

Pero en cuanto la pequeña humana intentó ponerle una mano encima, se puso a la defensiva.

Al ver esa pequeña mano, recordó todas esas veces que las personas le golpearon para alejarla y a pesar de que la niña no le alzara la voz, aún así resonaban aquellos gritos molestos en su pequeña cabeza.

Se echó a correr.

Protegería el único pedazo bueno de pan que tenía para comerlo después, en un lugar seguro, lejos de personas que le griten y peguen.

Pero...

Alguien más estaba ocupando su escondido lugar.

Aquel callejón donde podía dormir cálidamente durante la noche o recostarse bajo la sombra durante las calurosas tardes.

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