4. Mirada pesada

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Perrrsonajesss (en este hay muchos...)

- Hortensia = Héctor
- Ismael =Imelda
- Papá Coco = Mamá Coco (XD)
- Mamá Julia = Papá Julio
- Tío Rosario = Tía Rosita
- Tío Victor = Tía Victoria
- Tía Carina = Tío Oscar
- Tía Felicia = Tío Felipe

Ahorasí, ya son todos. Pepita y Socorro se quedan igual jajsjs

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- ¡Ya no sé que más hacer! - Exclamó Micaela, hecha un mar de lagrimas frente a algunos miembros de su familia difunta, y mostrándoles el pedazo de tela que Delta había arrancado del pantalon de su amiga. - Ernestina se la llevó y no las encuentro... p-pensé que Pepita podría encontrarla...

- La encontrarás. - Le aseguró su tatarabuela, Mamá Hortensia, tomándole de los hombros. - Ya verás. - La mayor llamó al alebrije de su esposo y este se acercó a olfatear el pedazo de tela.

- Espero encontrarla a tiempo para estar con ustedes en la fiesta... será un problema si no la encuentro pronto...

- La buscaremos juntas, chamaca... - Le prometió a la niña viva, para ver al resto de los difuntos. - Si quieren vayan adelantándose mijo, los alcanzaremos.

Hortensia se acercó para llenar de besos a su hijo Coco y despedirse amistosamente de su nuera Julia. Subió al alebrije y le ofreció una mano a su nieta para que pudiese subir.

Una vez en el aire, Hortensia empezó a hacer platica para calmar el semblante de Micaela.

Estaba feliz por volver a verla directamente y poder abrazarla después de dos años, pero viendo la situación en la que estaban, no podía mantenerse tranquila. Y es que, se trataba de Hiroko, una chica con la que tenía limitadas oportunidades de verla cara a cara... y de la que sabía que estaba enamorada.

¿Cómo lo sabía?

Fácil, la forma tierna en la que Micaela mencionaba pequeños detalles sobre Hiroko. Solo le preguntó "¿Qué tiene puesto?", y la chamaca se emocionó, hablándole de lo bien que le quedaba el suéter lila con el pans gris oscuro que estaba usando, y como los colores fríos y oscuros resaltaban su pálida piel, o como su ropa holgada ocultaba sus ligeramente marcados músculos, haciéndola parecer delgada, y... bueno ya, era mucho, y muy obvio.

Hortensia está medio sonsa pero tampoco es pendeja.

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Hiroko había llegado a la residencia Rivera en busca de respuestas.

Todos seguían haciendo sus deberes, ya sea limpiando o preparando la comida para la fiesta que tendrían esa noche. Todos, pasaban de largo a su lado o incluso la atravesaban.

La joven Hamada se sentía falta de ánimos, viendo como su tío no se daba cuenta de su presencia pero aún así, siguiéndole a todos lados... le parecía interesante, ver realmente como actuaba cuando ella no estaba cerca.

El hombre entró a la sala del altar y se detuvo a ver a su difunta sobrina.

- Hiroko te extraña tanto... - Murmuró, esperando que sus palabras fueran escuchadas desde el otro plano, lo cual, funcionó, pero la sobrina equivocada lo había escuchado. - Te extrañamos muchísimo.

Esa expresión, ese tono de voz... Ese comportamiento en su amistoso tío era algo MUY fuera de lo común. Un hombre mayor, que ha pasado por tanto y a pesar de ello se mantiene de buen animo la mayoría del tiempo... ese hombre tenía la voz quebradiza, y lagrimas acumulándose en sus verdes ojos.

Y no es que JAMÁS lo haya visto llorar, lo hace muy seguido con momentos emotivos de películas infantiles, pero esto era diferente... este no era la conclusión de una gran aventura, no era una despedida entre un par de personajes ficticios, no era una película de final agridulce... era un dolor que no tendría fin, uno con el que debía vivir, uno que ya conocía y sabía lidiar con él.

Sí, somos mujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora