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Jeongin

Esperamos un rato hasta que me atendieron y acabé regañado. Me pusieron puntos en la cabeza y el doctor, por primera vez en años dijo algo distinto de mi peso.

—Estás en un peso saludable, pero no te ves así. Te ves mal nutrido. ¿Estás comiendo todas tus comidas?- Chan acarició mis dedos. Asentí y me miró con el ceño fruncido. - Hmm, tendrás que ir a la nutriologa y hacerte escáneres....

Asentí. Aunque se que no iré. Agradecí y nos fuimos de ahí.

—Es mejor que Yang vaya a su casa y no a la escuela... ¿Crees poder vigilarlo Christopher?- preguntó la maestra, Chan asintió.

—Por supuesto. Lo cuidaré hasta que su madre llegue a casa. -dijo. - Si necesitan que hablemos con la policía me informa y veremos que hacer.- dijo. Nos fuimos en taxi y me tuvo abrazado todo el camino.

No me quejé. No quiero estar lejos de Chris. Es mi zona segura.

—Me aseguraré de que si vayas al doctor a hacerte esos escáneres, Jeongin.- me dijo, besando mi frente. Suspiré y nos bajamos del taxi.

—No estoy con ánimos de discutir sobre eso Christopher.- dije, dejando que me tomara en sus brazos para entrar a casa y recostarme con él en la habitación luego de cambiarme de ropa, con un millón de insultos en mi cabeza al mirar mi cuerpo. Tan asqueroso. No podía dejar de oír su voz en mi cabeza y de sentir disgusto ante la sensación latente de su tacto. Chan me rodeó con sus brazos, creando una atmósfera cálida. Me hacía sentir protegido entre sus brazos y sus palabras lindas en mi oído.

—Si necesitas hablar de lo que sea, voy a escucharte, bebé. Te lo juro. No te guardes las cosas.- dijo. Asentí y me acurruqué en su pecho.

—Gracias.- dije. -Pero hay cosas que me avergüenza sacar de mi cabeza...- dije, acariciando su rostro.

—¿Por qué? No voy a juzgarte, Innie... Quiero ser de ayuda.- dijo, quitando el cabello de mi rostro. - Te quiero. Y quiero que seas feliz, que estes bien...

Alejé su mano al sentirla muy cerca de mi vientre.

—Perdón. Perdón. - dijo, alejando sus manos de mi. - Lo siento.- asentí.

—No es... Lo que paso hoy lo que me hace querer que no me toques...- dije, sintiendo los ojos llorosos, el nudo en mi garganta y lo difícil que era admitirlo en voz alta.

—¿Entonces qué, amor? -preguntó.- Si no te sientes listo para hablar de ello está totalmente bien.- dijo, besando mi frente.

—No me gusta mi cuerpo. Nada de él. -dije. - Odio.... Odio ser así, cada vez que me miro al espejo me da asco y... Toda mi puta vida he sido el amigo gordo, feo. ¿Sabes? El que era agradable, y se amistaban conmigo pero les gustaban mis hyungs. Me invitaban a las fiestas porque se divertían conmigo, pero los invitaban a ellos para salir en citas, para besarlos en los juegos de la botellita. Y yo... Solo era el simpático. - dije y traté de reír para hacer todo menos doloroso, pero Chris no se veía divertido. Me miraba, con comprensión, atento a mis palabras. - Siempre me compararon con el resto de mi familia, le sugerían a mamá controlar mi alimentación, que me inscribiera en un club que me hiciera moverme mucho... Y solo sirvió para... Endurecer toda la grasa. Pase de ser el rellenito a "el fornido" Pff, una forma más disimulada de decir gordo.. Y estoy harto de eso. Hay días en los que me pongo a pensar y me pregunto si realmente te gusto... Se me hace tan imposible que alguien como tu este interesado en mí. - dije, él frunció el ceño pero siguió escuchándome.

Me escondí un poco, para no mirar sus ojos. Sus brazos me abrazaron cariñosamente.

—Y... Me ahoga. No lograr bajar de peso. Seguir viéndome igual... Los números bajan, ¿Sabes? De verdad han bajado. Pero sigo igual. Estoy tan gordo como siempre. No puedo disfrutar de nada sin pensar en eso. Se ha vuelto mi foco, el 70% de mi cabeza, porque el otro 30% esta repartido entre ti y la escuela... - dije. - Y... Lo odio. Lo odio. Me odio tanto. Odio no poder cambiar, seguir comiendo como un animal cada vez que algo sale mal. Odio que me hicieron creer desde pequeño que era muy gordo ¡Y acabe siéndolo! Cuándo...- tuve que detenerme para respirar un poco.- Cuándo veo fotografías de pequeño, no era gordo. Nada de eso. Estaba bien... Pero, ahora lo estoy. Ahora estoy jodidamente gordo y quiero echarles la culpa de ello por hacerme creer que si, pero fui yo quién no cerró la maldita boca. Fui yo el que no paró. Que les dió la razón. Y eso me ha hecho tan infeliz, toda la vida... Por más que... ¡He estado intentando bajar! Me he ejercitado horas, sin parar, quedando inconsciente del esfuerzo. ¿Y que gano? Las mismas miradas de asco, seguir viéndome asqueroso. - dije, llorando sin parar. Pero era un peso menos en mis hombros. Chan acarició mi cabello y me miró, sin juzgarme.Sin regañarme, solo me abrazó.

—Permíteme decirte que... Los equivocados siempre han sido ellos. No tú. - dijo. - No te voy a decir que entiendo como te sientes, porque nunca me he sentido así... Pero no voy a regañarte, nada de eso. - dijo acariciando mis mejillas. - Todo lo que necesites sacar de tu interior, hazlo... Entiendo lo difícil que ha sido, puedo comprender que todo ha sido mucho para ti.. En lo que si voy a regañarte, es en creer que no me gustas, o cuestionartelo. Me gustas. Demasiado. Y no quiero sonar cliché, porque si, el físico claramente importa si es lo primero que vemos de alguien. Pero, si estuvieras gordo, delgado, alto, bajito, no me importa. Me sigues gustando. Me pareces el humano más hermoso en este planeta.- dijo, frotando su nariz con la mía. - Y créeme que nunca podrías asquearme. Me encantas. Me encanta todo de ti. Incluso me gusta esa imagen que tienes de ti en tu cabeza, aunque no sea lo que yo veo. Me gustaría que pudieras verte con mis ojos.- dijo, limpiando mis lágrimas. - Que vieras lo que yo veo. Pero, como no puedes hacerlo... Vamos a hacer que ames la imagen que ves tú de ti.- dijo.

—Lo veo difícil. - dije, con la voz quebradiza.

—Primero que todo... piensa en cuándo eras pequeño, antes de que insistieran con este tema. ¿Creías que ser gordo era malo?- negué. - En lo personal, no lo creo, Santa Claus es gordo, pero es feliz así y nunca he visto que el hombre tenga problemas de salud.- dijo y me miró dulcemente, sacandome una risita. - Todo lo que crees de la gente gorda es porque es lo que te han metido en la cabeza. ¿Has tenido problemas de salud?-

—No. Siempre fui sano...- dije. Él asintió.

—Pero la gente decía que eras gordo y eso... que debían controlar tu peso... ¿Por qué? Siempre fuiste un niño sano. Gordo, flaco... Estabas sano y eras feliz, creo que eso es lo más importante. - dijo. - La gente es estupida. Habla sin saber nada. Se creen dueños de la verdad.-

Lo escuché, atentamente. Viendo sus ojos decididos.

—Sé que esta conversación no cambiará al instante la visión que tienes de ti bebé. No soy un profesional, no puedo quitarte un probable trastorno solo con mis palabras. Pero, quiero ayudarte a ser feliz... Que puedas disfrutar sin pensar en tu peso... Si yo toco tu cuerpo, es una mera acción nacida de la necesidad que tengo de demostrarte mi cariño, porque te quiero cerca, quiero besarte, abrazarte, tocarte y hacerte saber con mi tacto que te quiero.- dijo, juntando nuestras frentes, mirándome a los ojos. - Permiso... - dijo y posó sus manos en mi cintura. Pegandome a él. - Me gusta sujetarte la cintura y que quedes así de pegado a mí. Siento tu corazón latir contra el mio y es muy dulce.. A veces estás más frio que yo, pero cuándo te pego a mí, empiezas a ponerte calentito de a poco, y puedo sentir eso a la perfección. - dijo, dándome un besito corto. Seguí llorando, pero esta vez de felicidad. De sentirme amado. Realmente amado. - No me importa si es que al pegarte a mi siento tus costillas, o si sintiera tu pancita. Lo importante, es que eres tú. - dijo y acarició mi mejilla. - Ven, dame un beso.- dijo, sujetando mi mentón. - Todas esas personas que no quisieron besarse contigo en las fiestas, son imbeciles.- dijo con un pucherito.

Acaricié su cabello y sonreí un poco.

—No hay cosa mejor en el mundo que besarte, Yang Jeongin.- dijo, dando un toponcito en mis labios antes de intensificar un poco el contacto. - Te quiero bebé. Mucho. - dijo, mordiendo mi labio. Me abracé a él, dejándolo quererme. Permitiendo que me llene de cariños y besos. Sin sentirme mal por sus manos en mi cintura, o en mi cadera. Sin miedo.

Pero se que esto es solo con él.

《♡》

weight diary - chaninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora