Élite: Desde que te vi

24.- Noche de terror (parte 1)

¿Quien era mi padre?

De todo lo que en esa nota decía fue lo único que logró anclarse en la cabeza de Carla.

Desde hace días había notado el cambio en él y no sólo su padre, en su madure también había notado un cambio, actuaba de manera extraña y siempre que ella le cuestionaba algo lo evadía sin importar lo obvia que fuera.

Encontrarse a solas con quien sea que le estuviera mandando el mensaje sin duda era una estupidez. Pero el simple hecho de que por ahí anduviera alguien con información de su familia que ella quería o mejor dicho que necesitaba, le inquietaba y su lado razonable le era nublado por esa inquietud.

-¿Todo bien? –Preguntó Samuel al ver la expresión preocupada de su novia.

Carla, en un acto rápido arrugó el papel y lo escondió nuevamente en el sobre amarillo en el que había sido entregado.

Levantó la cabeza e intentó hacer la mejor actuación de su vida. –Todo bien, guapo. –Despreocupada colocó el sobre dentro de su bolso.

-¿Carla? –El chico no se tragó sus palabras.

-Que todo esta bien, Samuel. –Insistió. Es un asunto de las bodegas, nada más. –Respondió rápidamente al ver que su novio miraba su bolso con insistencia.

-Vale. –Respondió y suspiro el castaño con resignación.

No insistió más porque sabía que cuando su novia se ponía en plan de no decirle nada, no había poder humano que la hiciera hablar.
Y al final no quería que un día tan lindo y tranquilo terminara en discusión y con ambos enojados.

Ya después se las ingeniaría para sacarle toda la verdad.

-Vamos a descansar que mañana nos espera una noche muy agitada. –Dijo Carla tomando a su novio de la mano y así juntos dirigirse hasta su habitación.

Samuel esperaba a Carla ya metido en la cama mientras se texteaba con su hermano y dialogaba acerca de su visita y sus vacaciones de invierno. Por supuesto quería que todo en esos días fuera perfecto, ya que como invitada especial llevaría a su novia.

Nano por su parte no dejaba de decirle lo mucho que le alegraba el hecho de que al fin le fuese a presentar a una novia, la primera para ser más exactos y no se cansaba de asegurarle que todo para las fiestas decembrinas estaba perfectamente planeado para los cuatro.

Una vez que Carla salió del tocador y que Samuel reparó en ello, dió por terminada la conversación con su hermano y entre las sábanas le hizo un espacio a su novia que lucia más bella y radiante que nunca enfundada en un pijama negro que le quedaba de infarto.

Por un momento olvidó que la chica le ocultaba algo, la recibió entre sus brazos a punta de besos y decidió dejar ese a un lado, lo archivó en un rincón de su mente y decidió que lo mejor sería disfrutar de esa noche que como siempre resultaría inolvidable para ambos.

Hicieron el amor hasta que los dos cayeron exhaustos, para después ser recibidos por los brazos de Morfeo.

[***]

Al siguiente día Carla esperaba encontrar la casa hecha una locura, pero su sorpresa fue que todo permanecía en un absoluto silencio. Se incorporó de golpe pensando que se había quedado dormida, miró a su lado observó el reloj sobre su mesa marcando las ocho en punto y dejó escapar un enorme suspiro. Al girar al otro lado sonrió al mirar a Samuel dormir plácidamente. Su sonrisa se ensanchó aún más cuando recordó como a mitad de la noche, Samuel dormido movía la mano en busca de la mano de ella o de cualquier parte de su cuerpo que pudiera acariciar. La buscaba con necesidad, como si quisiera asegurar que ella dormía ahí, a su lado.