16.- La tormenta

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-¿No podremos salir? —Preguntó uno de los tantos estudiantes que se encontraba al fondo del salón.

-No y aún no sabemos cuándo. –Aclaró Azucena. –Lo más seguro es qué tal vez tengamos que pasar aquí la noche. Me han informado que las calles están inundadas y la mayoría están cubiertas de enormes piedras y otras por algunos árboles caídos. –Informó. –Así que por favor manténganse dentro del edificio, pueden ir a la biblioteca, cafetería, baños o bien permanecer en su salón. Pero todo será dentro del edificio–Ordenó. —Es peligroso que salgan.

Los chicos prestaban atención, Azucena lucia preocupada y eso les hacía ver la gravedad del asunto.

-Dependiendo las condiciones climatológicas y de lo que nos indique protección civil, deberán permanecer aquí, la tormenta se agravará y tal vez tengamos que pasar todos aquí la noche. –Informó y los alumnos comenzaron a murmurar.

-Joder, ¿pasar la noche aquí? –Preguntó Lucrecia con desagrado.

-Si Lu, todos tendremos que pasar aquí la noche, es peligroso que salgamos. –Respondió con firmeza la directora.

Lucrecia resopló y rodó los ojos. –Algo tan mal debí hacer en el pasado para tener que compartir más tiempo de lo debido con esta gente. –Dramatizo mirando hacia el techo.

-Pero si el castigo es para nosotros querida, ¿que mal habremos hecho para tener que soportarte todo el día y toda la noche? –Le soltó Marina.

Lu se giro a verla y le lanzó una mirada fulminante. –Mira, intento de Chucky–Dijo haciendo énfasis en el nuevo apodo de la chica y provocando que todos en el salón rieran. –Contigo ni quien esté hablando, así que ni te metas. –Mira ahí, hay un chico con novia, ve a ofrecerte shushu. –Le respondió e hizo una seña con las manos para que andara.

Todos en el salón rieron más fuerte, lo que provocó un notable disgusto en Marina.

La pelirroja iba a contra atacar pero Martín la detuvo. –Basta ya chicas, se que todos están nerviosos por lo que sucede. –Pero debemos calmarnos, estaremos aquí bastante tiempo y tendremos que dejar estas pequeñas riñas o nos volveremos locos. –Regañó Martín.

Todos quedaron en silencio nuevamente y escucharon atentos las indicaciones que daba Azucena.

-Tenemos un generador de luz que en pocos minutos se activará, pero solo funciona dentro de este edificio principal, si pasamos la noche aquí necesitaré el apoyo de todos ustedes y por supuesto que puedan comportarse y obedecer todo lo que yo o los profesores les ordenemos. –Indicaba la directora en un tono serio.
–Esto es grave chicos, la tormenta es fuerte y no se los digo para preocuparlos, solo quiero que acaten las órdenes mías y de sus maestros, ¿entendido? –Preguntó fijando la mirada en todos los alumnos.

Todos asintieron y Azucena salió del salón con un semblante serio, en cuanto se fue los murmullos se hicieron presentes entre los alumnos nuevamente. No sin antes dejarles la indicación de que llamaran a sus padres y avisaran que estaban bien.

-¿Que pasa hermosa? –Pregunto Samuel al ver a su novia un tanto seria.

-Nada, guapo. –Respondió.

Samuel se quedó mirándola y llevó su mano a acariciarle el brazo. –¿Segura? –Cuestionó nuevamente.

Carla suspiró. –Este clima me agrada, la lluvia, el frío, algo de viento pero me pone un poco nerviosa. –Confesó finalmente.

-Ya me lo habías comentado–Dijo el castaño acomodando un mechón de cabello de la chica para acomodarlo. –Pero puedes estar tranquila, yo estoy aquí y te voy a cuida. –Le aseguró posando un brazo en su espalda para abrazarla.

Élite: Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora