7.- Descubiertos

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Carla llegó a casa y por un momento olvidó la discusión que había tenido con su padre y Polo hace apenas unas horas. Estaba tan feliz y emocionada por lo que hace unos minutos había pasado con Samuel, ese chico castaño y dulce que estaba logrando en ella algo que nunca nadie había podido hacer.

El lograba derrumbar los témpanos de hielo que la rodeaban, eran su escudo para evitar ser lastimada y él con una simple palabra o con su inocente presencia, lograba echarlos abajo.

Cuando estaba con él era y se sentía otra, lograba hacerle sentir en su interior mil cosas inexplicables, cosas que jamás se imaginó llegase a sentir con la sola presencia de alguien.

Carla caminaba hacia su habitación inmersa en sus pensamientos, cuando la voz de su padre la hizo reaccionar.

–¿De donde vienes? No llegaste a dormir y tampoco contestabas mis llamadas y textos–le reclamaba Theo con voz firme y el ceño fruncido.

-Estaba donde Lu–respondió muy seca y sin mirarlo.

-¿Y no pudiste avisar que no llegarías a dormir? Tu madre se quedó muy preocupada, después de como te fuiste ayer y mírate nada más, vienes toda mojada–decía el marqués mirándola fijamente mientras se acercaba a ella.

Carla sonrió irónicamente y se alejaba de él.–¿Y de cuando acá mi madre y tu se preocupan por mi?–cuestionó seria.

-Por favor Carla, basta ya–dijo alzando la voz. –Aunque no lo creas, a tu madre y a mi nos preocupas–le respondió Theo tratando de suavizar el tono de su voz.

-Estoy muy cansada, iré a darme un baño y a descansar–dijo y subió las escaleras hacia su habitación. Se sentía feliz y no quería que nada opacara esa felicidad.

Theo sabía que algo le pasaba a su hija, últimamente estaba actuando de forma muy diferente, así no era ella y lo que si tenía claro era que su cambio de actitud no era por Polo, la discusión de la noche anterior se lo había dejado muy claro. Aparte traía una chaqueta de hombre encima de ella, ¿de quien podrá ser? El tenía en cuenta que su hija tenía muchos amigos, podría ser de cualquiera pero Carla estaba actuado de forma muy extraña y Theo se encargaría de descubrir que era lo que pasaba con su hija.

Una vez que llegó a su habitación, se deshizo de la ropa y al quitarse la chequera, recordó que era de Samuel y no se la había devuelto—¡Joder!–exclamó con preocupación. –Espero que mi padre no se haya dado cuenta, sabrá que le mentí–dijo preocupada.

Pero la preocupación se desvaneció al ver esa chaqueta, la acercó a ella y suspiro al sentir el aroma dulce pero varonil del chico. La colgó para que se secara y así poder devolvérsela cuando lo viera en el instituto.

Siguió desvistiéndose, caminó hasta el baño y preparó la tina y encendió algunas velas 🕯 con aromas para relajarse. Una vez sumergida en esa deliciosa tina con agua tibia y burbujas de jabón, cerró sus ojos y sonrió al recordar el dulce sabor de los labios del chico. Esos labios carnosos y rosados que la estaban tentando desde hace días.

Seguía disfrutando de ese delicioso baño y ya cuando estaba a punto de salir escuchó el sonar de su móvil. Lo cogio y vio que era un mensaje del joven.

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•Samuel:
Espero te sirviera mi técnica para liberarte un poco de ese estrés. Por cierto, creo te has quedado con algo mío, espero decidas devolvérmelo y así tener una excusa para verte de nuevo. Besos.
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Élite: Desde que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora