Capítulo 19

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Eran las 8 a.m.

Han Jisung y Lee Felix caminaban rumbo al Instituto con sus brazos enganchados en complicidad mientras cuchicheaban.

Les tocaba cursar sólo una asignatura hasta pasada la hora del almuerzo, pero aparentemente eso no era lo único que los traía de buen humor a ambos.

El dúo se sentía feliz, especialmente por la buena racha de suerte que estaban teniendo en relación a sus "acosadores", los cuales resultaron ser, en efecto, sujetos rudos y pesados pero con un lado blando que habían decidido dejar a relucir.

Al menos con ellos dos.

—De Lee Minho fue una sorpresa pero ¿De Hyunjin? ¡Eso definitivamente sí que no me lo esperaba Lixie!—declaró silbando su amigo pelinegro.

—Lo sé, no sé cómo sentirme...Tiene una forma de ser muy rara. Nunca sé con qué me va a venir cada vez que me lo cruzo...—suspiró Felix mientras ambos daban un paseo por los pasillos.—Es algo que me tiene confundido, por eso prefiero no ilusionarme antes de tiempo...¿Tú cómo lo llevas con Minho?

—Minho es atento, y muy paciente a decir verdad. Entendió cuando le comenté que necesitaba que él empiece un psicólogo al igual que yo. Creo que me toma en serio.—se encogió de hombros y sonrió tímido mientras bebía de una cajita de leche de coco con vainilla.

Felix sacó un pequeño tupper con galletitas de manteca y azúcar abrillantada por encima. Pero eso no era lo único que hacía de sus galletitas sublimes.

Unas flores resecas comestibles adornaban las mismas, todas y cada una de ellas provenían de su jardín.

Le tendió un par a Jisung el cual sin meditarlo las engulló con gusto.

—¡Tus mejillas van a explotar! Come más despacio, atropellado...—retó el de pecas mientras palmeaba la espalda de su amigo. Se había ahogado.

—Lo siento, es que están deliciosas Lix, deberías salir por tu barrio a vender; estoy seguro que las viejas chismosas y divorciadas te las comprarían sin dudar.—aseguró con convicción mientras limpiaba los restos de migas de su boca con la manga de su nueva hoodie azul marino.

Felix puso los ojos en blanco ya que sentía que su amigo exageraba. Es decir, no habían salido del todo parejas y los bordes de algunos pétalos estaban carbonizados.

Pero eso no quitaba el hecho de que su autoestima había subido un punto por aquel elogio a sus habilidades culinarias.

—Sabes Hannie, tenía muchas ganas de hacer brazaletes con hojas y plumas pero perdí mi libro de botánica; ahora no tengo una guía útil.—su voz sonaba triste mientras miraba sus uñitas de color lavanda con stickers de ositos.

—Existe internet Lixie, deberías dejar de ser tan ermitaño a veces.

—Los libros son mejores que internet. Es lindo tenerlos, más si son viejos. Hasta el olor cambia~...—le refutó, defendiendo a muerte sus libros de canje.

Y no, no es que Lee Felix no tenía celular o un ordenador con acceso a internet.

De hecho, tenía un modelo de celular bastante nuevo gracias a sus padres que lo mimaban y sobreprotegían siempre, pero casi ni le daba el mismo uso que el común denominador de los jóvenes del siglo.

Digamos que Felix disfrutaba de otro tipo de actividades.

Incluso a sus tareas prefería hacerlas a la antigua en la biblioteca, con enciclopedias polvorientas y más pesadas que él mismo.

—Prefiero que te drogues con las hojas de los libros antes que con alguna droga real. Fumar es un asco.—admitió Han mientras texteaba en su celular.

Tattooed Guy.// HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora