Capítulo 21

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Había acabado de fumarse el último cigarrillo de su atado antes de atreverse a trepar hasta la ventana de la única persona por la que estaba arriesgando más de la cuenta en comparación con sus amoríos anteriores.

Había aparcado su moto unas cuadras atrás para no asustar a Felix o a su propia familia. Sabía que todo implicaba un riesgo y un peso difícil de cargar después.

Pero era más difícil cargar con la frustración que le traía el pelirrojo, quien parecía estar en su cuarto; la luz prendida le delataba.

Con el correr de los años, su habilidad para trepar y quedar colgado, suspendido en balcones y rejas, había alcanzado niveles gratos de perfeccionismo.

Con uno de sus largos brazos atinó a golpear reiteradas veces la ventana de la pieza de Felix, a la espera de su apertura.

Escuchó un chirrido y en un abrir y cerrar de ojos Lee Felix apareció en su campo de visión, con su piyama beige y sus cabellos despeinados, indicándole que tenía permitido entrar.

No demoró más la situación y tomando envión logró adentrase por completo en la habitación para cerrar la ventana él mismo.

Se dio la vuelta con lentitud y tomó un gran bocanada de aire; preparándose mentalmente por si el pequeño pelirrojo le tenía preparado un sermón de aquellos.

Pero lo que vio no hizo más que provocarle ¿Ternura?

Lee Felix balanceaba su cuerpo de un lado a otro y miraba sus pies descalzos con un rostro claramente sonrojado.

No obstante se aclaró la garganta y acomodó mejor el beanie gris que cubría su larga cabellera.

-Felix, quería decirte que..

Viniste!~-saltó el más bajo a sus brazos, escondiendo su carita en el hueco de su cuello. Un escalofrío le recorrió por toda la espina dorsal mientras apretaba la pequeña espalda de Felix.-Gracias, gracias, gracias~.

Hyunjin rió contra la coronilla del menor. Prefería mil veces su lado infantil, sin lugar a dudas. Trataría de no decepcionarlo en la medida de lo posible.

En cuanto se separaron, Hyunjin procedió a sentarse en la cama de Felix con total libertad.

El chico de pecas le imitó al rato, sin poder quitar la sonrisa bobalicona de su rostro.

-Pensé que me cortarías la carótida en cuanto me tuvieras cara a cara.-admitió con sarcasmo ácido el rubio para luego quitarse su gruesa campera de cuero y quedar con una fina remera mangas tres cuartos. Los tatuajes de sus antebrazos habían quedado a la vista.

¿Es que este tipo no tenía nunca frío? Se preguntó Felix, distraído en lo tonificados que se veían los bíceps del mayor, sobre todo cuando los contraía.

-No haría eso Hyunjin, además no me dan los bracitos para siquiera empujarte ¡Ey! ¡No te burles de mí, tampoco soy tan débil!-exclamó al notar las señas que el mayor le hacía para molestarlo.

-Está bien, está bien, eres fuerte.-(ni él se la creía).-No vaya a ser que me ahorques con tus lacitos y gargantillas.-sonrió de lado, notando el intento de mirada asesina que le propinaba Lee Felix a su lado.

De pronto, unos golpes se hicieron oír del otro lado de la puerta.

-Mi pequeño retoño, ¿con quién hablas a esta hora? ¿Puedo pasar a darte un beso de las buenas noches?

La voz de su madre los dejó petrificados a ambos, con el corazón propulsando un mayor volumen de sangre caliente por minuto.

El primero en reaccionar fue Hwang Hyunjin, quien decidió esconderse dentro del armario del menor, quedando con una percha medio clavandole las costillas.

Tattooed Guy.// HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora