❀Capítulo 2❀

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—Bueno, es momento de ir por caminos separados. Fue un gusto conocerlos Firulais 1 y Firulais 2.—se despidió de ambos canes con la mano.

De su mochila extrajo un paletita de uva que lo mantuvo entretenido en su caminar por aquella gran plaza céntrica.

Pasado un buen rato, decidió sentarse en un banco solitario frente a una fuente con imponentes estatuas. Éstas poseían aberturas que permitían canalizar el agua.

Para sentirse más a gusto, posicionó su mochila de tonalidades pastel en el suelo, entre medio de sus pequeños tobillos adornados por pulseras de canutillos que él mismo había creado.

Estaba tan concentrado observando esa fuente tan hipnótica, que ni se percató de la persona que se había sentado al lado suyo.

Un desagradable olor a humo de cigarro lo quitó de su trance. Su nariz se había arrugado por reflejo y comenzaba a irritarse.

Giró su cabeza y su piel palideció seis tonos.

Al lado suyo, se encontraba la persona con la que menos hubiera querido toparse: Hwang Hyunjin, con su clásica campera de cuero negro, lo observaba con picardía mientras daba otra calada más a su cigarrillo.

Todo su ser apestaba a cigarro y eucalipto, una combinación muy peculiar e invasiva.

—¿Qué pasó Caperucita? ¿Viste a un lobo?—preguntó con diversión el rubio quien no dejaba de perforarlo con la mirada.

Al no haber respuesta, dio otra calada aún más profunda para después tirar todo el humo al rostro del pelirrojo.

Como era de esperarse, Felix empezó a toser con fuerza y con sus manitos buscó refregar sus ojos que comenzaban a picar.

—Deja de molestarme...—vaciló y estuvo a punto de levantarse de no ser por el fuerte apretón que Hyunjin le brindó a su hombro.

No había escapatoria.

—¿Molestarte? ¿Yo? Por favor niñato, estamos charlando solamente.—soltó con burla mientras se incorporaba.

De un rápido movimiento arrancó la corona de flores que Felix tenía en la cabeza.

—¡Noo! ¡Devuelvemela! ¡Es mía!—lloriqueó mientras pegaba manotazos al aire tratando de recuperarla, sin éxito alguno.

—¿Qué pasa si no te la doy? ¿Vas a llorar, mariquita?

—Por favor...—y con ello su voz se quebró y sus ojitos se aguaron.—Fue un regalo de mi nana...

—¿Un regalito de tu nana? ¡Qué curioso! ¡Mis abuelos están todos muertos pudriéndose bajo tierra y nunca me regalaron nada! Ja—carcajeó como una hiena fingiendo una expresión dolida.—Supongo que no estaría mal que un pobre diablo como yo se la quede, ¿verdad?

—P-pero esa es m-mía...—hipó Felix limpiándose la nariz con la manga de su sweater.

Hyunjin dejó de reír para adoptar una expresión dura. Tiró la colilla de su cigarro para pisotearla con fuerza. Estaba cabreado.

—Mocoso egoísta. Mira.—desgarró una rosa.—Lo.—desgarró otra.—Que. Hago. Con. Esta. Porquería.—cada vez que hacía pausa entre las palabras se dedicaba a desgarrar una a una las rositas de la corona de Felix.

Pétalos, hojas y lacitos caían sin gracia al suelo.

—¿P-pero...?—susurró bajo con manos temblorosas arrodillándose a juntar los restos de lo que alguna vez fue su corona de flores—¿P-por qué hiciste e-eso?—su voz se fue quebrando hasta acabar en llanto.

Tattooed Guy.// HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora