Capítulo 40

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Las luces en la ciudad brillaban y se dispersaban como gotitas de pintura de diversos colores.

Sus ojitos poblados de pestañas observaban los faroles del alumbrado público con fascinación a través aquel vidrio empañado.

Con mucha paciencia, terminó de ajustar el nudo de corbata y de lustrar sus mocasines negros.

Era una fría noche de primavera, caían chubascos por doquier y las flores rosáceas de los cerezos teñían las calles de Seúl, haciéndolas lucir más pintorescas y románticas.

La puerta del coche se abrió para permitirle tomar la primera bocanada de aire fresco; olor a tierra mojada y hogar impregnando sus fosas nasales.

Felix observaba todo el camino de hojas húmedas que se había formado ante él con cada pisada que daba mientras se adentraba poco a poco a aquel gran salón.

Las suelas de sus mocasines se habían ensuciado de barro, y estuvo a punto de resbalar incontable de veces.

Pero a su lado tenía a alguien que amortiguaba sus caídas fallidas, robandole alguna que otra risita nerviosa.

Christopher le sostenía la manito derecha, acariciándole con ternura; el rocío bañando levemente la piel de ambos.

Su pelo rojizo cereza se encontraba amarrado en una trenza que le llegaba hasta por debajo de la nuca, con pequeñas margaritas y gotitas irisdiscentes colándose por las hebras.

En su mente sentía que esa noche sería fantástica, que iba a poder con todo... Incluso con sus propias inseguridades.

Los trajes entallados le daban un porte característico, resaltando su figura tan fina y delicada. Las hombreras lo hacían sentir un poco más seguro de su aspecto, no importaba cuántas veces Bangchan le recalcase que se veía bien siendo como es.

El aspecto de Felix era etéreo y angelical, como si fuese una criatura del bosque saliendo de un cuento encantado para asistir a un baile real.

En cuanto cruzaron por el portón, los reflectores de luz y los destellos de las arañas de cristal los enceguecieron por unos breves instantes.

Vestidos al cuerpo, con lentejuelas, plumas y de las sedas más finas adornaban las siluetas de las jovencitas que se enganchaban del brazo de sus acompañantes masculinos.

Trajes negros, camisas blancas con punto sastre, corbatas sobrias y mocasines opacos, eran el combo por excelencia de todos los jóvenes. Ninguno quería llamar lo suficientemente la atención, sólo querían divertirse y perder el conocimiento.

Adornos florales, mesas repletas de copas de champaña, buffet, música festiva y algún que otro ebrio haciendo de payaso en medio de la pista...Era una verdadera fiesta digna de no ser olvidada.

Era la fiesta de graduación de los de último año.

Felix seguía sosteniendo la mano de Chris, pero sus ojos estaban perdidos en la marea de chaquetillas y peinados excéntricos, buscando algo.

Más bien...Alguien.

-Relájate, Lixie...-Christopher acomodó uno de sus cabellos revoltosos por detrás de la oreja.-No tienes nada de que avergonzarte...

-No es eso, Chan...-Felix se removió algo incómodo en el lugar.-Es solo q-

Jigung se le acercó y le tocó la espalda provocandole un susto de muerte.

-Tochi.-se le burló, alborotandole su flequillo pelirrojo.-¿Me extrañaste?

-Si, como no, Sungie.-replicó Felix con falsa irritación para empujarle con picardía.

Tattooed Guy.// HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora