Ciudad de México
Estoy en el aeropuerto con mi familia y las madres del convento.
Hoy me voy a París Francia. Mi tía la madre Magda me dió la oportunidad y no saben lo mucho que estoy agradecida con ella.
Esto es algo que he soñado con toda mi vida. He soñado con conocer Francia desde que tenía seis años y hoy por fin se me hará realidad.
Aunque una parte de mí me duele dejar a mi Familia en especial a mi hermana menor. Ella me necesita, es parapléjica, no puede caminar.
Ella y papá sufrieron un accidente y eso la dejó en una silla de ruedas. No puedo olvidar ese trágico día. Fue para mí la peor pesadilla, más cuando el doctor nos dió la noticia que no podía caminar.
Fue un golpe doloroso tanto para mí como para mis padres. En especial a papá, se culpa aún de ver a mi hermana en esa maldita silla de ruedas.
Tratamos de decirle y explicarle que no es su culpa, que fue culpa del otro conductor que iba en estado de ebriedad. Pero aun así él se culpa y le jura que hará todo lo posible por hacer que vuelva a caminar.
El doctor nos dijo que con una operación ella podrá caminar. El problema es que es muy costosa y no podemos pagarla.
Eso no nos detiene, hemos hecho kermeses para juntar dinero, algunos vecinos nos han cooperado de buena voluntad, cosa que agradecemos mucho.
Pero aún así el dinero no es suficiente, no hemos juntado ni la mitad.
La esperanza es lo último que muere y yo se que pronto juntaremos el dinero y mi hermana volverá a caminar. Eso es alto que tanto como yo como mi padre nos hemos propuesto.
No descansaremos hasta que Penélope vuelva a caminar.
— Pasajeros del vuelo doscientos tres con destino a París, Francia, favor de abordar.
Ese es mi vuelo. Me levanto y me dirijo al avión.
Me siento en mi lugar, el cual me tocó en la ventanilla (que bien).
— ¿Es su primera vez en avión? — me pregunta un joven que está a lado mío.
— Si, es mi primera vez — le contesto.
No puedo negar que estoy nerviosa, es mi primera vez en avión.
— Tranquila todo estará bien — me dice para tranquilizarme.
— Gracias — sonrío amable.Minutos después el avión despega.
Saco un libro y me pongo a leer, es un libro de romance. Lo se, se que voy hacer monja, pero me gusta leer libros de este tipo, el hecho que los lea no quiere decir que no quiera ser monja.Horas después me empiezo a quedar dormida, este será un largo viaje.
...
Siento que alguien me mueve y empiezo a despertar.
— Madre ya vamos a llegar — me dice el joven que viene a mi lado.
— Si, gracias por despertarme — bostezo.
El viaje ha sido muy largo.
— De nada — sonríe.
Veo por la ventanilla y puedo ver la gran ciudad.
Es muy hermosa, tal y como me la imaginé.
Por fin aterrizamos. Hemos llegando.
Me despido del joven y bajo del avión.
Camino por el aeropuerto y veo a unas monjas con un cartel que dice "Bienvenida Madre Leticia".
Sonrío y me acerco a ellas.
— Hola — sonrío.
— Hola, ¿Usted es la madre Leticia ? — me pregunta una de las madres.
— Si, soy yo — le contesto.
— Yo soy la madre superiora Magdalena y ella es la madre Leonor — me contesta.
— Mucho gusto — sonrío.
— Bienvenida madre, espero que su estancia aquí sea de su agrado — me contesta la madre Leonor sonriendo.
— Muchas gracias.
— Vamos que el convento nos espera — nos dice la madre superiora.
Salimos del aeropuerto y subimos a un taxi.
Vamos al convento.
Yo observo por la ventana y veo el paisaje. Hay parejas paseando, niños jugando en el parque, todo es maravilloso. Jamás me imaginé poder llegar a visitar este país, parece un sueño.
— ¿Le gusta París? — me pregunta la madre superiora.
— Si — sonrío — es más hermoso de lo que me imaginé.
— Me alegro que le guste — sonríe.
Llegamos al convento.
— Sea bienvenida al convento Sacré-Coeur de Jesus — me dice la madre superiora.
— Muchas gracias — sonrío.
El convento es muy hermoso, es más grande que el nuestro.
Entramos y las monjas están esperándonos.
— Bienvenida madre Leticia — me dicen muy emocionadas.
— Muchas gracias.
— La madre Leticia estará por un mes ayudándonos — Les dice la madre superiora — ella ocupará el lugar de la madre Elena, ya que la madre tuvo que arreglar unos asuntos personales.
Todas asienten.
— Vayan a sus labores — les ordena.
Las monjas obedecen.
— Bien, sígame, le mostraré el lugar — me dice y yo camino con ella.
—Como ve, este convento ayuda a niños de la calle y huérfanos—me explica— les damos hogar y comida, por hoy no dará su clase en lo que se acomoda, mañana le presentaré los niños.
—Si está bien—asiento—pero dígame ¿Por qué me eligió a mí?—le pregunto por curiosidad.
— Por qué sé que adora los niños y además supe que deseaba conocer Francia — me contesta — así que decidí que usted era la indicada, además su tía me dió muy buenas referencias sobre usted.
— Muchas gracias por está oportunidad — le agradezco.
— No me lo agradezca, agradézcaselo a nuestro señor—sonríe.
Asiento.
— Venga le mostraré su habitación.
Voy con ella. Caminamos por un pasillo y llegamos a una habitación.
— Está será su habitación—abre la puerta — póngase cómoda, yo estaré en la oficina por si necesita algo.
—Gracias— sonrío y entro.No lo puedo creer es muy linda, muy acogedora.
Admiro la habitación y sonrío, este será mi nuevo hogar por un mes.
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Dulce Tentación ✔️
RomanceElla, una futura monja. Entregada a Dios y con deseo de ser una servidora de él. Él, un hombre mujeriego con un pasado triste. Incapaz de creer en el amor y mucho menos en las mujeres. Para él todas eran iguales, solo las usaba. Todo eso cambia cua...