Capítulo 5

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Por fin se llegó el día.

Hoy es la bienvenida del padre Aurelio.

Terminamos de alistar todo.

La madre Leonor no ha vuelto a decirme que decisión tomó al respecto de su situación sentimental. Espero que haya tomado la decisión correcta.

Para la bienvenida a mí me tocó hacer la comida y el cartel con los niños, el cual ya está listo.

— ¿Ya está todo listo? — pregunta la madre superiora.
— Si madre—contestamos.

Los niños tienen el cartel de bienvenida.

— Bueno, ahora solo queda esperar al padre — nos dice.

Asentimos, la madre va con las otras monjas a ver que más falta.

— Madre — me dice la madre Leonor.
—  Dígame madre — la miro.
— ¿Puedo hablar con usted? — me pregunta.
— Por supuesto—sonrío.
— En privado.

Asiento y le digo que vayamos a mi habitación.

[***]

— Bien, dígame — la miro y nos sentamos.
— Ya lo decidí madre — me contesta.

Se ha que se refiere. Es sobre ese hombre.

— ¿Y que decidió? — le pregunto mirándola.

Aunque ya se cual será su respuesta.

— Hice caso a mi corazón y decidí que me voy con él, me voy con Esteban — me contesta muy segura.
— ¿Está segura? —  Le pregunto.

Aunque la respuesta es más que obvia.

— Si, muy segura — me asegura.
— Si es lo que dicta su corazón, pues entonces hace lo correcto — sonrío.

Estoy feliz por ella. Si eso la hace feliz y es lo que quiere, pues adelante. Yo no soy quien para detenerla.

— Gracias madre — me abraza.
— De nada — la abrazo.

Lo único que quiero es que la madre Leonor sea feliz y si es feliz con Esteban le deseo suerte.

Deseo que ese hombre la ame de verdad y que no juegue con ella. No soportaría verla sufrir, ella realmente está enamorada y espero que ese hombre también lo este.

Ella se merece ser feliz. Está poniendo en juego su hábito,  su vocación por él, por su amor.

— Mucha suerte y que Dios la bendiga — le digo de todo corazón.
— Gracias madre — sonríe.
— Solo espero y ese hombre la haga feliz y no esté jugando con usted por qué si es así, tendré que hablar con él — le advierto.

Y por su puesto que lo haré.

No soportaría verla sufrir y ver qué le rompen el corazón. Ella no se lo merece.

— No se preocupe, yo sé que me ama y yo a él, nos amamos de eso no hay duda — me asegura.

Ha encontrado el amor y solo me queda pedir a Dios que la bendiga, que la ilumine y sea feliz con ese hombre.

— Está bien, ¿Cuando piensa decírselo a la madre superiora? — le pregunto.

Eso es algo que me preocupa. Conozco a la madre superiora y se que no le gustará saber que la madre Leonor dejará el hábito y se va ir con un hombre.

— Tal vez está noche — suspira.
— Suerte, sé que la madre lo entenderá — le digo para animarla.
— Eso espero madre —vuelve a suspirar.

Se que está nerviosa y si yo fuera ella estaría igual. La madre superiora es especial y pondrá el grito al cielo en cuanto la madre Leonor se lo diga. No puedo ni imaginar, pero solo pido a Dios que la madre superiora sepa entender y termine por aceptar su desición.

Dulce Tentación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora