Capítulo 22

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Estoy en el convento en los últimos días aquí ayudando. Una parte de mí está triste, no quiero irme, porque sé que ya no volveré a ver a Adrien.

Pero otra parte de mí sabe que es lo mejor, tengo que olvidarlo y seguir con mi vida.

Termino de dar mis clases. Los niños salen en orden, yo recojo mis cosas para irme a mi habitación y poder descansar. Estos días no han sido los mejores, lo extraño, lo extraño demasiado, deseo poder ir y decirle que lo perdono pero no puedo...lo que me hizo es imperdonable.

Estoy entretenida acomodando mis cosas, alguien entra.

- Madre quería decirle que hoy...

Me detengo al ver qué es Adrien. ¿Que hace aquí?

- ¿Que hace aquí señor Fournier? - le pregunto seria, manteniendo la compostura. Pero no niego que quiero correr a sus brazos en este momento y besarlo.
- Hola mi amor - sonríe. Por Dios debería ser un delito tener esa sonrisa, con solo sonreírme ya me tiene a sus pies.

Resiste Leticia, resiste, no olvides lo que ese hombre te hizo (me dice mi subconsciente).

Tiene razón, no debo olvidar lo que me hizo. Ese hombre me lastimó, solo jugó conmigo. Obtuvo lo que quería, burlarse de mí, no debo olvidar que fui solo una puesta para él.

- No me diga mi amor, señor Fournier y hágame el favor de irse ahora - le digo lo más seca que puedo. Pero dentro de mí estoy hecha un mar de nervios, estoy nerviosa de estar a solas con él.
- No me voy a ir hasta que me perdones - me dice muy seguro. ¿Pero que se está creyendo?, Definitivamente este hombre está loco.
- Hágame el favor de salir AHORA - lo miro molesta - oh si no...
- ¿Oh si no que? - dice divertido. Esto le está divirtiendo.
- Le hablaré a la madre superiora o al padre Aurelio - le advierto.
- Házlo, la madre superiora está ocupada y mi tío no está salió a ver a mis padres - me contesta como si nada con una sonrisa.
- Bien, pues si no se va, me voy YO - le digo seria y camino a la puerta. Soy detenida por él, me acorrala - señor Fournier, suélteme - lo miro molesta.
- No es lo que quieres - me dice sonriendo.
- Por supuesto que sí, ahora suélteme - trato de quitarlo, pero no puedo, es más fuerte que yo.
- Sé que en estos momentos quieres que te bese, te mueres porque lo haga - me dice acercado sus labios a los míos.
- No se atreva a besarme - le advierto molesta.

Aunque no puedo mentir...estoy nerviosa.

- ¿Y si lo hago que? - me susurra en los labios.
- Alejese - forcejeo.

Pero es en vano.

Antes de que siga intentando soltarme me besa. Intento resistirme pero no puedo, simplemente no puedo. Extrañaba sus labios, sus besos.

Le sigo el beso, lo abrazo del cuello y nos seguimos besando. Me carga y me lleva al escritorio, nos besamos con pasión, con deseo y con necesidad. Ambos nos deseamos y nos necesitamos.

Deseo que me haga suya en este instante. Ganan mis deseos y las ganas de volverme a sentir suya que la razón, le desabrocho el pantalón y él me sube mi falda y rompe mis bragas.

Y en un abrir y cerrar de ojos entra en mí. Se empieza a mover, en un vaivén sensual. Sus movimientos me vuelven loca, sabe cómo hacerme llegar al cielo.

Se sigue moviendo y yo gimo. Cierro los ojos y me dejo llevar.

Hago la cabeza para atrás y él aprovecha para besar mi cuello. Aumenta sus embestidas. Calla mis gemidos besándome.

- Adrien - gimo.
- Así es mi amor, gime mi nombre - me dice surrándome en mi oído.

Sigue moviéndose como lo sabe hacer. Amo la forma en como me hace el amor. Cómo acaricia cada parte de mi cuerpo y me hace estremecer.

Llegamos al clímax.

Estamos agotados, Adrien está recargado en mi cuello, siento su respiración, da leves besos a mi cuello.

- Perdóname mi amor, yo sé que lo que hice estuvo mal, no merezco tu perdón, pero por favor perdóname, te amo, te amo más de lo que te imaginas - me dice tomándome del rostro. Aún sigue dentro de mí.

La verdad no sé. No sé si pueda perdonarlo, una parte de mí si quiere, pero otra me dice que no. Que no merece otra oportunidad, que lo volverá hacer, que volverá a burlarse de mí y volveré a sufrir.

Estoy confundida, quiero darle una oportunidad. Quiero decirle que lo perdono. Que  también lo amo, que lo amo con todas mis fuerzas. Pero tengo miedo que me vuelva a mentir.

- No sé si debe perdonarte - lo miro - lo que me hiciste no tiene nombre, yo creí en ti, creí que me amabas, dejé todo por ti, hasta discutí con mi padre, dejé mi hábito porque te amaba - le digo triste.
- ¿Amaba? - me mira - aún me amas y yo lo sé, te hice mía y pude sentir que aún me amas, yo te amo, por favor dame otra oportunidad - me suplica.
- Lo pensaré - le digo sin mirarlo - voy a pensarlo.
- Te amo y voy hacer que me perdones, que creas en mí, porque yo sé que aún me amas, tu corazón - dice señalandolo - aún me pertenece - me asegura.

Yo no le digo nada. Pero tiene razón, aún lo amo y mi corazón le pertenece.

Sale de mí. Acomoda mi falda y me da un último beso.

- Te amo, no lo olvides - sonríe.Se abrocha el pantalón y toma mis bragas - estás se vienen conmigo - me dice mostrandomelas.
- Oye, son mías - trato de quitárselas.
- Ahora son mías - me besa.

<<Ya deja el orgullo aún lado y ya perdonalo>>

Quiero hacer que batalle, no le será fácil el que lo perdone. Si quiere mi perdón tendrá que ganarselo.

- Entonces, ¿Ya me perdonaste? - me pregunta sonriendo.
- No tan rápido señor Fournier, para eso tendrá que ganarselo - le susurro en su oído.
- Pues lo haré, me ganaré tu perdón, porque sé que me amas y yo también te amo, te volveré a tener en mis brazos - me dice muy seguro.
- Eso ya lo veremos - le guiño el ojo.
- Te lo puedo asegurar mi amor - me da un beso y sale sonriendo.

Una sonrisa se forma en mi rostro. Amo a este hombre, lo amo con todo mi corazón. Pero no le será fácil ganarse mi perdón, lo haré batallar un poco.

Dulce Tentación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora