Capítulo 11

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Hoy es la kermés que organizó el convento a beneficio de este y para la operación de mi hermana.

Les conté a mis padres y por supuesto a mi hermana, están súper felices y muy agradecidos con el convento. Esto es algo muy importante para nosotros porque con ese dinero podremos juntar un poco más para la operación de mi hermana.

- Madre superiora, quiero nuevamente agradecerles a usted y a las madres junto con el padre Aurelio esto que están haciendo por mi hermana - sonrió.
- No tiene que agradecer, lo hacemos también en agradecimiento por haber aceptado venir desde México ayudarnos - sonríe la madre.
- Para mí es un gusto estar aquí y poder ayudarles - sonrío.

Acomodamos todo para la kermés. Ya todo está listo, los niños también ayudaron.

La gente empieza a llegar, entre ellos gente muy importante, algunos son empresarios.

Entre ellos no podía faltar Adrien Fournier y su padre.

Suspiro.

Será mejor que me mantenga alejada de él.

Trato de ignorarlo y saludo a las demás personas.

- Madre Leticia - me dice la madre superiora.

Yo volteo.

- Le presento al señor Alberto del Toro - me dice.
- Un gusto señor del Toro - sonrío.
- El gusto es mío madre - sonríe.

Vaya este hombre si que es atractivo, pero no como Adrien.

<<Ya deja de pensar en Adrien, Leticia>>

Siento una mirada en mí.

Volteo a ver y ahí está él...

Esta mirándome, su mirada es sería, está... ¿Molesto?

¿Que le pasa?, ¿Por qué se pone así?

<<Porque está celoso, tonta>>

Como siempre mi subconsciente no podía faltar...

Él no está celoso, no tiene por qué estarlo, no somos nada. Ignoro a Adrien y sigo platicando con el señor del Toro.

El cuál me dice que es de España, yo quedo impresionada, otro de mis sueños es conocer ese país.

Es un hombre muy amable y simpático, aunque de vez en cuando noté cierto coqueteo hacia mí. Lo cual ignoro, no estoy interesada en ningún hombre.

<<Más bien en ningún hombre que no se llame Adrien Fournier>>

Otra vez mi subconsciente de inoportuno.

No me esta poniendo nada fácil esto.

Trato de relajarme y de disfrutar la kermés.

- Así que, ¿Usted es de México? - me pregunta el señor del Toro.
- Así es señor, yo soy de México - le contesto.
- Hermoso país, estoy enamorado de su cultura y creo que ahora de sus mujeres - me dice algo seductor.
- Que bien - sonrío amable. No quiero parecer grosera.
- La madre superiora me dijo que usted aún no es monja, ¿Eso es cierto? - me pregunta.
- Si así es, aún no lo soy, pero regresando a México me recibo.

Espero que al decirle eso, dejé de intentar coquetarme.

- Que bien, con todo respeto, pero es una lástima que una mujer tan bella quiera ser monja, debe tener a varios hombres a sus pies - me dice algo decepcionado por mi repuesta.
- Pues déjeme decirle que no, la verdad no y no lo hago porque no me haya ido bien en el amor o por alguna decepción amorosa, al contrario lo hago porque escuché el llamado de Dios y por eso quiero ser monja, él me llamó a servirle y aquí estoy - sonrío segura.
- Pues me alegro madre y suerte para usted - me dice.

Dulce Tentación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora