Antes de marcharnos unas sirvientas me trajeron un yukata que ponerme en vez de ir con las ropas de Motonari, que sin duda alertarían al shogun. Y así emprendimos de nuevo otro viaje que iba a acabar por desgastarme no solo física si no también mentalmente, ya que durante el camino Motonari ni si quiera me dirigió la palabra y Kicho tampoco parecía estar de humor para ello.
Cuando por fin llegamos al castillo donde estaba viviendo en exilo el shogun, nos adentramos rápidamente por sus pasillos en busca de la sala donde nos esperaba. El castillo por fuera parecía medio abandonado y dejado a su suerte, casi colonizado por la naturaleza, sin embargo, sus interiores todavía se aferraban al lujo y riqueza que antes habían desbordado aquel emblemático edificio. Allí donde miraras podías observar pequeños detalles decorativos que embellecían desde el suelo hasta el mismísimo techo.
El hombre que nos había recibido se paró al lado de una puerta y anunció nuestra llegada.
-Su excelencia, han llegado.
-Que entren.
La puerta se deslizó. Una figura central vestido con ricas ropas bebiendo saque estaba rodeada de vasallos con cara de sumisión y ferviente lealtad. Era el shogun. Algo en él me impedía que dejara de mirarle, y no es que fuera alguien atractivo, ni mucho menos, había algo en él... que me ponía la piel de gallina. Unos segundo más tarde que Motonari y Kicho les imité e hizo una reverencia.
-Levantaos_ ordenó con desgana.
-Mi señor, hace mucho que no nos veíamos. Me place verle gozar de tan buena salud_ dijo Kicho.
-Sí... Motonari.
El pirata alzó su cabeza.
-¿Qué es esa cosa que te sigue?_ dio un sorbo.
Yo misma me giré buscando qué era lo que le seguía, pero no vi nada, sin llegar a levantar la mirada del todo, entonces, me di cuenta de que se refería a mí.
-No es más que una simple sirvienta, no le preste atención.
El shogun se había referido a mí como "cosa".
-Me pides que ignore esta apestosa y despreciable criatura en mi sala.
¡EH! Si "cosa" ya me había dolido no digamos cómo eso no podía llegar a afectarme.
-Está sucia, y su bajo linaje no hace más que ofenderme con su mísera presencia.
Apreté mis puños contra mis muslos reteniendo todo tipo de insultos hacia su "excelencia". Debía tener cuidado, tanto Motonari como Kicho me habían advertido no hablar delante de él, aunque en esta situación me era cada vez más difícil.
-Si me permite, excelencia. ¿Por qué hemos sido llamados?
Motonari intentó desviar el tema.
-Estoy harto de esperar aquí, Kyoto es mi tierra natal, y es ahí desde donde debo gobernar. Si no ocupo mi lugar en el centro de todos los ignorantes de abajo, ¿cómo van a saber que yo soy su superior?
Kicho encontró el significado a esas palabras que yo no terminaba de entender.
-Quiere traer de nuevo la paz controlando a la élite.
-Exacto.
Así que con los "ignorante de abajo", se refería a los daimios de todos los territorios de Japón.
Estuvieron largo rato discutiendo entre todos los vasallos, que ofrecían a sus hombres para la lucha, pero ninguno quería involucrarse personalmente en ella. Finalmente, el plan de Motonari fue expuesto por él ante el shogun, su idea era llevar a los Oda hasta unas islas que él conocía, una vez allí las tropas de Nobunaga atacarían por tierra a los hombres de Motonari que él hubiese dispuesto, sin embargo, una flota de barcos cargados con las armas que Kicho había traído del extranjero destruirían todo aquello que se pusiese a su alcance.
-Por supuesto no tenéis que hacer nada. Vuestras manos seguirían limpias, después de todo es nuestro trabajo mancharnos las manos, su excelencia_ terminó Motonari con un leve rin tintín en su voz. (irónico)
-Está bien.
No podía entender cómo Motonari se había posicionado del lado de alguien como el shogun que no veía a los demás ni siquiera como personas, dispuesto a pisotear a aquellos que tenía por debajo de él con tal de hacerse con el poder de nuevo.
-Entonces, será mejor que nos marchemos cuanto antes, su excelencia.
Motonari hizo un ademán de levantarse.
-Con una condición.
Se hizo el silencio.
-Si fallas de nuevo, lo pagarás con tu vida.
La reacción de Motonari fue totalmente contraria a la mía, que no hacía más que mirar con odio al shogun. Él, se mantuvo sereno y confiado, como si eso no le afectase de ninguna manera, es más, se rio.
-¿Quiere mi cabeza? ¿Y por qué debería ser yo él único que pague con su vida?
-No te preocupes expondré tu cabeza en tu tierra para que todos pueden verte de nuevo.
-Lo que quiere decir es que Kicho todavía le es de valor, pero no puede manejarme a mí. ¿Es esa la razón?
-¿Me preguntas por mi razón?
El shogun se levantó y se posicionó delante de Motonari que todavía permanecía sentado.
-No tengo la necesidad de degradarme a tu nivel para conseguir lo que yo quiero.
Mientras dijo esas palabras, ladeó su pequeño vaso y esparció el sake que contenía por la cabeza de Motonari. Su pelo, su rostro, y sus ropas estaba empapadas con el líquido, dejándole un surco pegajoso allí por donde había caído. El olor del sake me hizo recordar la historia del padre y el hermano de Motonari. Ambos muertos por culpa del alcohol, una historia que, sin duda ahora, Motonari estaría recordando por culpa del estúpido Shogun. Sentí una llamarada en mi interior que no podía controlar.
-Eres la peor persona que he conocido nunca.
Sin darme cuenta, había dicho eso en alto. La sala se convirtió en un sepulcro.
-¡¿Qué ha dicho tu sirvienta?!
¡No! Ahora había puesto a Motonari en un sitio peor que antes por mi culpa.
-Y-yo...
-Su excelencia ella no es más que una...
A pesar de que Kicho intentó ayudarme, en ese momento Motonari se levantó y se interpuso entre el Shogun y yo.
-Moton-...
-Cállate sirvienta.
-¡Exijo una explicación!
-Ella no ha recibido ningún tipo de educación. Sus palabras no se merecen su atención, su excelencia.
Se pasó una mano por la cara quitándose las gotas que le recorrían la frente y sus mejillas.
-Si fallo seré yo quien venga para daros mi cabeza personalmente_ sonrió.
¿Por qué? ¿Por qué estaba haciendo eso?
-¡Marchaos!
El shogun se dio la vuelta y volvió a su asiento.
Sin medir más palabras entre nosotros volvimos de nuevo al castillo de Motonari.
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Motonari x OC COMPLETO (Ikemen Sengoku)
RomanceUna intérprete que trabaja para Oda Nobunaga se verá envuelta en una red de mentiras y engaños, atrapada por una ola que la llevará hasta uno de los más temibles piratas, Motonari Mouri. ¿Será capaz de agarrar el timón y poner rumbo a puerto a salvo...