Motonari no me había dado ni un momento de descanso desde que habíamos salido de Azuchi a caballo. Como otras veces se aseguró de que yo fuese con uno de sus hombres infiltrado como mercante. Mi cabeza se sincronizó con el trote del caballo, mis párpados comenzaban a pesar más y más haciendo que cada vez fuese más difícil mantenerme despierta.
-Por aquí, m'lady.
La voz del pirata me sacó de mi reciente sueño. Estábamos en un puerto y Motonari estaba señalando una gran embarcación.
-¿Hideyoshi está ahí?
El hombre se pasó la mano con el guante blanco por su pelo haciendo que la luz de la luna me deslumbrase con sus reflejos plateados.
-No lo entiendes, esa era la excusa para salir de Azuchi cuanto antes.
El hombre que cabalgaba conmigo desmontó y me ayudó a bajar.
-Hm, ya veo_ bajé del caballo.
Eso significaba que Motonari podía sentir que estaba siendo acorralado. Seguí a Motonari por el muelle para ir a la embarcación y durante el camino sentí un escalofrío. La decisión que había tomado yo misma me había llevado hasta allí y debía ser coherente, aunque en el fondo no quería animar las llamas de las dudas. ¿Habría hecho lo correcto siguiéndole? ¿Era capaz de acabar con esto? Cerré los ojos y sacudí la cabeza. ¡Claro que sí! ¡Si pudimos mantener a raya a Nobunaga cómo no íbamos a poder tratar con el Dios del Engaño! Suspiré intentando interiorizar mis propias palabras. De pronto abrí los ojos alarmada al no sentir suelo bajo mis pies.
-¡...!
Mi cuerpo se zambulló en el agua y un frío extremo se adueñó de mi cuerpo. Salí a la superficie dando chapoteos buscando algo a lo que agarrarme. Por suerte el hombre con el que había cabalgado se aproximó y me tendió una mano sacándome del oscuro mar. Me quedé de rodillas recuperando el aliento mientras caía sobre el muelle toda el agua que la tela del kimono había absorbido. Miré hacia arriba y apreté los dientes tanto del frío como de rabia al ver que Motonari estaba riendo a carcajada limpia.
-¡Ahora sí que has regado las flores de tu cabeza! ¡Vamos!
Se alejó y subió la rampa que llevaba a la cubierta del barco.
Me levanté, retiré el pelo de mi cara y anduve como pude con el peso extra que soportaba con el kimono mojado. Una vez conseguí llegar pude hacerme una idea de lo grande que era aquel barco. Estaba lleno de gente y todos ellos estaban haciendo un círculo alrededor de un hombre agachado que estaba suplicando ante los piratas.
-Ven, te enseñaré algo_ dijo Motonari.
Le seguí y me llevó hasta donde se encontraba aquel hombre. Unos piratas se hicieron a un lado dejando pasar a su capitán. No paraba de hablar de forma rápida y nerviosa, comprobé que le habían atado de pies y manos. Lo cual hacía imposible que pudiese huir de allí.
-Este es el mercante que me delató a los Oda.
Se me erizó la piel.
-Parece que no le gustaba mi forma de hacer negocios. Veamos si el siguiente negocio que cierre con él le gusta o no.
El hombre entrado en años me recordaba en cierta manera a Hiroyoshi.
-¡Por favor, perdonadme la vida! ¡Tengo familia! ¡No me matéis!
La mirada de Motonari era tan feroz como cuando estuve a punto de darle una bofetada al exponer su verdadera identidad. Incluso ahora yo misma sentí temor.
-Sabes que ya es demasiado tarde para pedir clemencia.
Unos piratas que formaban el círculo comenzaron a soltar propuestas, a cada cual peor que la anterior. Entre ellas estaba ponerle un peso en los pies y dejar que se ahogara, otro pedía arrancarle las uñas y seguir por otras partes, otro estimó más oportuno cortarle la cabeza y colgarla por la borda. A pesar de que Motonari no seguía su juego, los demás estaban encantados de ver cómo cada vez el mercante estaba más y más aterrorizado.
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Motonari x OC COMPLETO (Ikemen Sengoku)
RomanceUna intérprete que trabaja para Oda Nobunaga se verá envuelta en una red de mentiras y engaños, atrapada por una ola que la llevará hasta uno de los más temibles piratas, Motonari Mouri. ¿Será capaz de agarrar el timón y poner rumbo a puerto a salvo...