Capítulo III. ¿Lista para sudar?

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Jane

—Mamá ya lo sé, pero no puedo hacer nada. Ya estoy aquí y no regresaré—dije a través del teléfono.

—Esto realmente me preocupa. No sé si la mejor decisión fue irte del país—opinó mi mamá. Su tono de voz era el que usaba al estar preocupada...realmente preocupada.

—Pero lo hice, ahora comenzaré mi nueva vida en California y nada me hará cambiar de opinión—aseguré.

—No quería decirte esto...tú padre no quería que lo hiciera. Pero no lo encontramos.

—¿Fueron a buscarlo?—cuestioné más fuerte de lo que quería al estar en un lugar público—¿Por qué lo hicieron?—terminé susurrando.

—Necesitábamos hacerlo, no solo por ti. Sino por nosotros.

—Hicieron mal en buscarlo. Se supone que nos alejaríamos de todo.

—Pero...

—No mamá, por eso estoy aquí. En California. Para que todos pudiéramos empezar de cero—hice énfasis en todos de manera alterada. Ya no me importaba estar en un lugar público.

—Mi amor respira...

—Estoy bien—la interrumpí. Di unas respiraciones lentas y profundas—, en verdad lo estoy. Me tengo que ir, tengo que hacer algo en la tarde. Te llamo después.

No dejé que contestara, me limité a colgar.

Esa llamada me había alterado. Mi mamá y mi papá solo buscaban problemas mientras todo lo que yo había hecho era irme del país para precisamente...evitarlos. No podía creer lo que habían hecho... No quería creer lo que habían hecho.

Pero no había vuelta atrás, estaba empezando todo en California y yo continuaría con mi vida aquí tranquilamente.

En este preciso momento decidí dejar todo atrás al menos por unas horas y hacer algo que realmente disfrutaba.

Ir de compras...

Después de guardar todas mis cosas vi que los cajones estaban casi vacíos y decidí que lo mejor era comprar cosas nuevas. Estaba en el centro comercial más cercano—no sin antes perderme un poco—.

Me sentí aliviada al ver tiendas con precios decentes, no era que no pudiera pagar algunas cosas más costosas, pero nunca fue mi estilo. Salí de la tienda con más cosas de las que pensaba comprar, pero bastante satisfecha con todo lo que había adquirido.

Al pasar por una tienda de deportes me di cuenta que tenían botas para soccer y pasé a comprar unas de color negro que me habían encantado, las que tenía ya necesitaban un cambio. También compré un poco de ropa deportiva y salí de la tienda con muchas más cosas de las que tal vez podía cargar. ¿Ahora cómo iba a regresar con todo esto? Creo que el universo me escuchó cuando vi que Edd se estaba acercando a mí.

—¡Hola Jane! Veo que compraste muchas cosas, déjame ayudarte.

—Ah hola, muchas gracias en verdad.

—¿Vas a la residencia? ¿Quieres que te lleve? Voy a ver a Susy.

—Si, muchas gracias.

Llevamos las cosas a su coche, el cual era bastante bonito, me subí al asiento del copiloto y comenzamos el viaje para la residencia mientras escuchábamos música, Edd tenía un gusto musical bastante bueno.

—Bueno Jane, hablemos de algo realmente serio. ¿Te gusta Tom? —cuestionó sin más.

—Eh bueno... lo conocí ayer, no puedo decir mucho... ¿o sí? bueno, no sé—comencé a decir rápidamente.

Oculto en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora