Capítulo XV. Un ángel y un demonio

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Tom


—¿Su salida? —dije bastante confundido.

—Tom, este es Caleb—dijo Jane.

—Mucho gusto—el chico me extendió la mano, la cual tomé de mala gana.

—El gusto es mío, ¿trabajas en la cafería a la que vamos en las mañanas no? —pregunté intentando no sonar descortés.

—Así es—y luego un silencio demasiado incomodo...—, bueno me tengo que ir. Te mando mensaje Jane, adiós a los dos—Caleb se fue guiñando un ojo en dirección a Jane.

Hubo otro pequeño silencio. ¿Por qué le giñaba el ojo a mi novia?

Conté hasta diez para intentar relajarme y apaciguar los celos que se comenzaban a formar en mi interior.

—Antes de que digas algo, lo que sea, Caleb es gay—aclaró Jane. 

Pero que idiota soy.

—No iba a decir nada—dije alzando las manos en modo de rendición.

—Si, claro—dijo con tono sarcástico.

—En serio—intenté defender mi posición.

—Esa ni tú te la crees.

—Bueno, si me sorprendí un poco por el hecho de que mi novia iba a salir con otro chico. Pero no iba a decir nada—dije haciendo énfasis en "mi novia".

—Celosito.

—¿Yo? —me llevé la mano al pecho—. Para nada.

—Como digas—puso los ojos en blanco y tomó mi mano—vamos novio.

La seguí hasta que llegamos al edificio donde está su habitación. En el vestíbulo nos encontramos a Bett y a Susy viendo la pizarra de anuncios.

—Ya tenemos que hacer esta semana. La fiesta de Halloween de la residencia—dijo Susy.

—Hola chicas—saludó Jane.

—Hola tortolos, ¿van a ir? —Bett señaló el cartel de color negro y naranja.


¡¡Halloween Party!!

Viernes 7:00 pm

Salón en la residencia femenina.


—¡Un cartel!, vintage. Me gusta—llegó Edd detrás de nosotros.

—Un cartel no es vintage—dijo Jane—deberíamos de ir, de todos modos.

—Si tú quieres lo haremos—dije mientras la tomaba de la cintura y me acercaba a su rostro.

—Muestras de afecto en sus respectivas habitaciones—interrumpió Bett con cara de asco.

*

*

*

Al final decidimos ir a la fiesta de Halloween del viernes. Salí de mi habitación y pude ver a Edd con su disfraz puesto. Camisa tropical, shorts playeros y una tabla pequeña de surf.

—¿Te disfrazaste de turista? —pregunte burlándome.

—Soy un surfista. Para eso está la tabla—mostró tabla en su mano.

—¿Eso es siquiera un disfraz?

—Susy quería ir de chico y chica tiki. Acepté máximo a esto—señaló de arriba abajo su atuendo.

Oculto en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora