Capítulo XI. Por todo esto

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Tom


—No le puedes decir nada, ¿Entiendes Blair? —le dije.

—¿En verdad te da tanto miedo que te conozca cómo en realidad eres? Si tanto le gustas estoy segura que no le importará. Creo que le diré.

—Sé que te hice daño en el pasado y lo siento, sabes que lo hago. Pero no arruines esto por favor.

—¿Realmente te gusta? —cuestionó.

—Si—confesé.

Pude notar como se quedaba pensativa viendo al vació. Ella tenía todos los motivos para contar mi secreto más grande y arruinar lo que he construido con Jane. Pero una parte de mi sabía que Blair no era realmente mala, tenía la esperanza que por nuestra larga historia como amigos haría lo correcto.

—No le contaré, pero estás en deuda conmigo.

—¿Qué es lo que quieres? —preferí saberlo de una vez, darle lo que quería y terminar con esto.

—Lo sabrás a su debido tiempo. Ahora vete, tienes que verla a las cuatro ¿no?

No dije nada, salí de su casa y conduje lo más rápido que pude hacia mi departamento.

Después de que Jane se fuera a quien sabe dónde, había decidido enfrentar a Blair de una vez, que la haya visto en el club el otro día había arruinado todo. Y tenía miedo, realmente estaba aterrado por lo que podría hacer Blair con toda la información que tenía sobre mí. Mientras me hundía en mis pensamientos, mi celular sonó. Era un mensaje de Jane.

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Jane: He terminado lo que tenía que hacer, ¿Dónde nos vemos?
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El plan seguía en pie, solo faltaban treinta minutos para las cuatro. Y nos teníamos que encontrar en el supermercado para comprar los ingredientes de lo que sea que Jane planeaba cocinar. Cambié la ruta y me dirigí al destino acordado.

Al llegar pude ver a Jane en la entrada, me acerqué a ella y le di un casto beso en los labios. Entramos al supermercado y compramos especias, verduras, pasta, pollo, queso y más. Todo para hacer una deliciosa pasta.

Nunca me había divertido tanto en un supermercado, Jane definitivamente hacia cada momento mejor. Todos lo pensamientos sobre mi platica con Blair salieron de mi cabeza y solo me enfoqué en la chica que me gustaba.

Regresamos a mi departamento y comenzamos la receta. Yo no era el mejor cocinero del mundo, mi recetario se componía de huevos fritos medio quemados y agua hervida, solo eso sabía hacer, Edd era el que siempre cocinaba en esta casa.

Con el poco conocimiento que tenía de la cocina intenté ayudar a Jane. Debo admitir que ella hizo la mayor parte del trabajo. Yo solo me dediqué a cortar vegetales y comer en el proceso.

Lo intenté ¿sí?, pero la cocina y yo no nos llevamos bien.

La cena estuvo perfecta. Tomamos vino mientras reíamos y platicábamos. Al final tuve que llevar a Jane a su residencia para terminar la increíble tarde-noche con ella.

Regresé a mi departamento y me dispuse a acomodar todo lo que habíamos usado en la cena. Escuché la puerta abrirse avisando que Edd había llegado.

—¿Qué huele tan delicioso? —me preguntó.

—Pasta, Jane y yo la hicimos.

—¿Hicimos? Es decir, tú entraste a la cocina—dijo con un tono de sorpresa.

—Yo sé cocinar—dije molesto.

—Si claro—contestó con sarcasmo—¿te acuerdas de la vez que intentaste hacer tacos? No pude salir del baño por un día entero.

Oculto en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora