Capitulo 3

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—Así que dígame por qué razón en la cafetería hay un chico casi muerto del susto. Supongo que tan notoria escena es obra de usted señorita Hartmann—me dice la directora mientras me mira con sus cejas fruncidas.

Solo me encojo de hombros mientras me mantengo absorta viendo la hermosa luna a través del gran ventanal que está en la oficina.

—¿Qué fue lo que hizo el chico?.

—Le agarró el trasero a Ann y estoy muy segura que si mi padre estuviese enterado el chico no estaría muerto del susto en una realidad alterna, lo estuviese de verdad.—le digo en un tono tranquilo y vuelvo a poner mi atención en la maravillosa luna.

La caída de la tarde y la llegada de la noche siempre me ha cautivado, el cielo estrellado acompañado con la despampanante luna. Desde muy pequeña ha sido un momento que he atesorado como sagrado e íntimo para mí, ver la noche y dejar fluir todos mis pensamientos desconectándome de la realidad, viviendo plenamente en mi imaginación.

—Bien hecho, no contradiré eso—me responde sacándome de mis pensamientos—sin embargo eres importante en la academia, perteneces a la familia fundadora, no puedes ir por ahí haciendo orinar a las personas del susto y no te juzgare por lo que hiciste dado que yo hubiese hecho lo mismo—termina diciendo.

—¿Pero..?

—¿Por qué crees que hay un pero?—me pregunta divertida.

—No soy tonta.

—Lo sé, y él pero es que debes poner el ejemplo como líder porque en un futuro serán tú y tus hermanas quienes dirijan la academia, sabes que no está bien utilizar sus poderes con esos fines.

Pensé que sería peor el castigo o la reprimenda.

—Ah y le informé a tus padres, sabes lo que eso implica—agrega con una estúpida sonrisa burlona en el rostro.

Hija de puta.

—Maldita sea—susurro muy bajo.

—¿Como dijo señorita Hartmann?—me pregunta con una mirada de pocos amigos.

—Que bendita sea señora Lockwood, Dios la bendiga—le digo en el tono más burlón que puedo dar considerando el nivel de rabia que tengo.

Buena jugada querida Aglaia, pero te sugiero que salgamos de aquí antes de que este vejestorio explote.

Efectivamente la directora me fulmina con la mirada porque prácticamente me le he burlado en la cara diciendo que el Dios de los humanos la bendiga.

—Pero qué poco agradecidos son por aquí, no aceptan de buena manera las bendiciones que les ofrezco—digo en un susurro no tan bajo para que logre escucharme mientras salgo dando un portazo.

La directora Lockwood no es mala, nos trata con respeto y digamos que para ser una vieja no es una amargada. Una muy pequeña parte de mi la admira, no solo es la directora y miembro del consejo, también dirige el centro de operaciones y ha sabido llevar con éxito el 90% de las misiones . Se que solo hace su trabajo, pero eso implica tener a mis padres en una llamada dando un sermón de cómo no ser una hija de puta.

Salgo del ala central para dirigirme a mi habitación, todo el entrenamiento de hoy me ha dejado agotada y quisiera estar en paz temprano.

No se te olvide el fabuloso cardio que hiciste.

Mierda, debo hablar con Asher sobre eso, en definitiva no puede volver a pasar o nos veremos enredados en algo más que no quiero.

Emprendo mi camino a mi habitacion, entro al ala de residencias y ruedo los ojos al ver a Anankaia en la sala de estar con ese tonto chico con el que tiene sexo y que no me agrada para nada. Subo al piso de mi habitación y una gran sonrisa se dibuja en mi rostro al ver que ya ese espantoso cuadro no está y fue sustituido por uno donde solo están mis hermanas, mis padres y yo en un hermoso jardín de nuestra casa en Rusia. Intenté poner solo uno de mi rostro pero pensé que sería muy ególatra de mi parte.

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