Bastian
Sus orbes azules brillan de emoción ante mi actitud de sumisión
¿Le gustará dominar en el sexo?
Por favor Bastian, deja de pensar en esas cosas y enfócate de qué está víbora no te dibuje un pito en la mano.
—Más le vale no andar de traviesa señorita Hartmann, es una luna mi tatuaje—le advierto con mi máscara de impasibilidad y voz dura.
Ella me dedica una sonrisita lo cual significa que hará justo lo contrario a lo que quiero que haga.
—Señor Warner, ¿le asusta un poco de tinta?—me pregunta con voz fingida de amabilidad mientras se sienta en el taburete del tatuador poniéndose los guantes negros y preparando la aguja.
Creo que esto es una mala idea.
—Le tengo miedo a usted con una aguja que me puede marcar de por vida—le respondo mientras me pasó las manos por el cabello—Creo que esto es una mala idea, joder.
Suelta una risita que aún no me había dejado ver, sus ojos brillan y sus facciones se relajan, siento una extraña sensación de calidez o satisfacción al escucharla.
Mmmmm.
—Atente a las consecuencias—me responde mientras enciende la máquina y agarra mi brazo acercándolo a ella para examinar el tatuaje.—Pensé que no aceptarías la verdad.
Frunce el ceño concentrada viendo qué tan dañado está, parece algo ansiosa por empezar a tatuarme.
¿Será cierto que sacó cinco en artística?, juraría que está emocionada por hacerlo y le gusta esto.
Eleva su rostro observándome directamente y podría mirar sus ojos toda la vida, son lo opuesto a los míos.
Se relame los labios enviando punzadas a zonas de mi cuerpo que no quiero que se empiecen a relacionar con ella, estoy seguro que me volvería mierda y sería uno más ante sus pies.
Me remuevo quitando el contacto visual y ella frunce aún más su ceño.
—Bien, empecemos, cierra los ojos, maniaco—suelto una risa ante mi apodo, el cual considero que me merezco.
Miro el techo arrepintiéndome totalmente al sentir las punzadas de la aguja sobre el dorso de mi mano, la vuelvo a mirar y está totalmente concentrada en su trabajo.
—Que niña tan obediente y disciplinada en su trabajo—bromeo un poco y se me escapa una risita al sentir que entierra la aguja más a fondo en mi piel.
—Si no supiera qué bloqueas el dolor te enterraría esto hasta dejarte un agujero—me responde sin despegar la vista del tatuaje.
—Hay otros tipos de dolores—le respondo volviendo a mirar el techo.
Las personas están acostumbradas a sentir dolor a diario, mantienen en su vida personas que aumentan dicho dolor por el simple hecho de algo tan vano como el amor, aprecio o costumbre, no sueltan hasta que se ven sumidos en un pozo de sufrimiento el cual es imposible salir tal cual como estaban antes de caer. Siempre queda una mancha, algo que te recuerda que te marcaron y lo permitiste, esa rabia de no haber visto las cosas y el sentimiento de menosprecio a ti mismo, todo mejora al apagarlo, al bloquearlo de tu mente, sin embargo, hay sufrimientos que son imposibles de desaparecer o tapar, solo está ahí acumulándose, aguardando el más mínimo indicio de desequilibrio en ti para explotar, y hacer metamorfosis salpicando a personas que no quieres ensuciar con tu mierda, personas que no lo merecen y son esa luz que te guían a una salida.
Siento un golpe en mi cabeza el cual me obliga a salir de mis pensamientos y observar a la autora de dicha acción.
Sus orbes azules me escanean con atención como si de verdad me viera, me estremezco con nerviosismo.
ESTÁS LEYENDO
DOWSER
Science FictionAglaia Hartmann heredera a un imperio de seres excepcionales mas conocidos como dowsers, capaces desde manipular mentes, crear realidades, manejar elementos, sanar y hasta crear escudos de fuerza. Todo iba de maravilla para ella hasta que se empi...