Cuarenta

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Seungmin siempre había considerado a Hwang Hyunjin como una molestia, o al menos eso era al principio de conocerse de nuevo. Sin embargo, ahora no entendía porque se estaba sintiendo tan desquiciado sin su presencia.

Desde la última vez que se vieron, que fue hace tres semanas en aquella tarde que Hwang se disculpó, este mismo desapareció completamente de la vida del menor, lo cual al principio fue chocante para este mismo, pero luego Seungmin tal vez pensó que sería lo mejor.

Aclararía su mente, olvidaría todo y continuaría su vida, en realidad ese siempre fue en plan inicial desde su llegada, así que pensó que quizás todo el caos había terminado y podría seguir su camino.

Sin embargo, no podía ignorar sentirse decepcionado cuando abría la puerta de su habitación en la mañana con rapidez e ilusión, para poder observar como aquel sonriente chico no se encontraba frente a su puerta como solía.

No podía dejar de sentir una presión en el pecho cuando en clases, el mayor siempre llegaba un poco tarde a estas para poder visualizarlo y sentarse lo más lejos posible.

No entendía el terrible vacío que albergaba su cuerpo cuando caminaba por los pasillos, esperando escuchar aquella voz que normalmente siempre llegaba a sus oídos, ansiando ser asustado, molestado o sorprendido por alguien cuando en un principio lo odiaba.

Su sonrisa se borraba cuando se daba cuenta que aquella eufórica figura que lo animaba y avergonzaba con sus comentarios bobos no se hallaba sentado en aquel espacio en el césped mediante sus entrenamientos de béisbol. A veces su corazón parecía encogerse cuando observaba el desastroso estado de Hwang Hyunjin, y no por su físico o por como vestía, sino porque aquella imponente, divertida y alegre aura que siempre cargaba consigo había desaparecido por completo, sus ojos estaban apagados, su brillante sonrisa nunca se mostraba y más que todo su cuerpo reflejaba decaimiento.

Odiaba, odiaba la manera tan desesperada con la que Hyunjin actuaba cada vez que por alguna razón estaban cerca, ya fuera por un proyecto, un trabajo en grupos o el toparse al caminar. Le dolía ver cómo Hyunjin no era capaz de verlo a los ojos y entre pequeñas disculpas se alejaba con rapidez.

Se suponía que era lo correcto, que así debía ser su vida en un principio. Entonces, ¿por qué se sentía tan miserable sin él?

A veces solo lo miraba desde lejos, extrañando sus extrañas bromas, comentarios, caricias y su manera de alegrarle el día, ansiando que este volviera a su lado.

Joder, le había prometido que le aseguraría su bienestar, que desde ese momento no le iba a hacer más daño, pero Seungmin solo sentía que se estaba hundiendo más sin Hyunjin a su lado.

Si su manera de no hacerle daño era alejarse por completo, Seungmin prefería vivir en agonía por el resto de su vida. No lo soportaba, no podía más.

Aunque Jisung, Felix, Jeongin e incluso Minho siempre se encontraban a su al rededor, tratando de distraerlo o animarlo, su felicidad parecía haberse esfumado junto a Hwang Hyunjin.

No quería llorar por Hwang Hyunjin, eso era claro, pero jamás se había planteado la idea de que sus lágrimas fueran por la falta de este.

—¡Seungmin! —llamó Sangyeon mientras se acercaba, haciendo que el menor se limpiara el rostro con rapidez. —Llevamos llamándote para formar las parej... Oh, lo lamento. ¿Todo bien?

Seungmin asintió, limpiándose las lágrimas que habían escapado de sus ojos sin permiso.

—Sí, sí, lamento estar distraído. —se disculpó, dejando de ver el lugar vacío en el césped. —¿Qué decías?

𝑹𝒆𝒎𝒆𝒎𝒃𝒆𝒓 𝑴𝒆 || 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒎𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora