25.-Maeve: El escudo de Thor

713 85 31
                                    


Cinco noches y cinco días. Llenos de incertidumbre, miedo y lágrimas. No sé si estoy volviéndome loca o quizás ya lo estaba. Miro al mar de manera perdida, con los ojos fijos en el horizonte, ignorando todo salvo el mar. ¿Por qué? Solo tengo esa pregunta. Bueno, no es cierto, tengo cientos. Tengo tantas que ni siquiera tiene sentido.

—¿Sigues esperando?—Sé que es Gorm porque la voz de Eric es mucho más gruesa y desde luego no es la de Rune, aunque es todo lo que quiero oír. No le contesto, solo me encojo un poco más en la arena y miro cada pequeña ola del mar. Siento algo pesado en mis hombros, algo cálido y blando. Miro disimuladamente y veo una piel abrigándome. —Enfermarás si sigues así.—

—Me da igual.—

—De poco sirve que mueras de frío esperándole.—

—Seguiré aquí.—Insisto deseando que se vaya. En estos cinco días sin noticias de Rune se me ha acabado la sutileza con él.

—Eres obstinada, es una buena cualidad. Sobre todo si te mantienes viva.—

—Soy más dura que soportar un poco de frío.—

—Estoy seguro de eso, pero también tienes que comer.—

—¿Te importaría dejarme sola? No estoy de humor.—Suelto rápidamente girando la cara para mirarlo.

—Vendrá a por ti, estoy seguro.—

—Debería haber llegado hace cinco días.—Digo sin más. Desearía poder tener la misma convicción de el, sea verdadera o no, pero la realidad es que me da miedo que Rune simplemente haya preferido quedarse en el futuro, o le hayan atrapado y le hayan matado. Miro al cielo de manera instintiva. ¿Por qué? ¿Por qué se me permitió venir aquí si no iba a poder estar con el? ¿Por qué soy castigada aun a pesar del gran sacrificio que he hecho?

—¿Crees en nuestros dioses, Maeve?—

—No lo sé. Creo en Rune y él cree en ellos así que...—

—Realmente eres una en un millón eh.—Dice riéndose. Lo miro ahora fijamente, fijándome en su nariz algo torcida mientras él solo sonríe.

—Si pretendes insultarme quiero que sepas que me da igual.—Le adelanto sin muchas fuerzas.

—Era un cumplido, mujer.—

—No me llames así.—Corto rápidamente. No puedo oírlo, no puedo oír nada que me recuerde a él porque suficiente tengo con respirar sin estar cerca de su piel.

—Me refería a que eres realmente especial. Nunca he visto a una inglesa querer así a uno de los nuestros.—

—Quizás no les habéis dado la oportunidad.—

—Eso no lo sabes.—

—Creo que tengo una idea bastante clara de lo que tu gente le hace a los ingleses.—

—¿Has sobrevivido algún ataque vikingo?—Pregunta como si yo hubiera sido una víctima, quizás en un poblado, corriendo por mi vida. Niego con la cabeza y él me mira, así que continuo mirando al mar para evitar su mirada.—¿Entonces?—

—Dejémoslo en que simplemente lo sé.—

—Eres una mujer muy inteligente. Rune tiene suerte de tenerte esperando por él.—

—Espero que vuelva pronto.—Digo sin más. No sé como afrontar esto y los días empiezan a parecerse demasiado. Me siento un estorbo mientras Estrid y Eric cuidan de mi, dándome su comida y dejándome dormir en el sitio de Rune, con la diferencia de que yo no aporto nada más que clases de inglés a sus hijos pequeños.

Hiraeth ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora