13.-Rune: Valhalla

1.1K 114 45
                                    




No puedo concentrarme y Björn logra derribarme con su espada golpeando la mía con fuerza. Me caigo sobre la nieve de bruces, golpeando mi cara con fuerza contra ella. Impacto contra algo duro que me rasguña la cara.

—Mierda, Rune.—Dice Björn mientras me ayuda a levantarme. Acepto su mano y él se ríe.—Uh eso va a dejar cicatriz.—

—No pasa nada.—

—Menos mal que ya tienes chica, si no te iba a ser complicado encontrar esposa si tu cara parece un trozo de lija.—Se ríe mientras guarda su espada dentro de su estuche.

—A Maeve le gustan mis cicatrices.—

—Pobrecita, la tienes cegada.—

—No hables de ella como si fuera tonta.—Le advierto sosteniendo mi espada. Hoy no soy de gran valor, al menos para entrenar. No puedo quitarme de la cabeza la idea de que Maeve habrá ido a hablar con la vieja y yo estoy aquí perdiendo el tiempo. ¿Cómo puedo dejar que ella haga todo? Sigue siendo una mujer y tengo que protegerla, sobre todo si mi intención es hacerla mi mujer. Suspiro mientras miro la poca luz que queda en el cielo.  ¿Quién me iba a decir que me iba a ver envuelto en algo así? Que, siquiera, era posible. Hubiera tratado de loco a cualquiera si no hubiera vivido esto en mis propias carnes. Me muero de ganas por dormirme pero a la vez me da algo de angustia. Si ella no viene o simplemente me dice que la vieja la ha engañado o le ha dicho que no es posible, yo... No sé qué hacer. Björn me da un golpe en la espalda y me tira de un mechón de pelo.

—Deja de pensar tanto, Rune. Todo saldrá bien.—Asiento sin explicarle mis preocupaciones porque realmente no tiene sentido. Él no lo entenderá y tampoco cambia nada.

—Creo que voy a irme a casa. Voy a intentar comer algo y dormir.—

—Pareces un niño durmiendo tantas horas.—

—Los sueños son mejores que mi vida.—Pone los ojos en blanco y se ríe.

—Que ganas de conocerla.—Me giro para mirarlo fijamente.—¿La traerás, no?—

—Lo intentaré.—Le garantizo e intento que suene lo más amistoso posible. Este tema me tiene mal. La desesperación por saber si realmente lo logrará o no es agotadora y encima tengo que lograr relajarme para poder dormirme para poder verla. Es una broma de muy mal gusto de los dioses. Me despido con la mano de Björn y entro finalmente en casa, notando al momento el olor a carne y a pan recién horneado. Mi estómago protesta pidiéndome comida pero tengo la garganta cerrada por los nervios. Me adentro hasta ver a toda la familia, salvo a Ingrid y a su marido. No sé como Frigg y Egil siguen despiertos, cuando realmente deberían estar durmiendo por la oscuridad que hay ya en el cielo. La madera del suelo cruje bajo mi peso mientras la poca nieve pegada a mis botas se funde lentamente. El fuego está ardiendo con fuerza, creando una espesa capa de humo que lo hace todo un poco borroso. Madre está sirviendo los platos mientras que padre talla algo en un trozo de madera.

—Rune, siéntate a comer, hijo. Estás muy delgado.—La voz de madre alerta a padre, que me mira sonriendo, dejando el cuchillo sobre la mesa. Sé que no es cierto, no estoy más delgado, pero también sé que en su juventud, ella pasó hambre por lo que mantenernos alimentados es una gran preocupación suya. Camino hasta mi sitio y me siento esperando a que me sirva la comida. Canturrea una melodía agradable, que suena suave y animada mientras Frigg mueve los labios como si se supiera la letra.

—Deberías hablar con el herrero, hijo.—Dice de repente padre mirándome. De inmediato desvío la mirada hacia su espada, colgada junto con los abrigos y el niega con al cabeza. Una sonrisa se dibuja en su boca y entonces empieza a reírse.—¿Piensas pedirle matrimonio a la chica con las manos vacías? Te he educado para algo mejor que para eso.— No sé que refleja mi cara, pero desde luego debe ser algo parecido a sorpresa. No me había planteado eso, al menos no todavía. No puedo pedirle matrimonio a Maeve aun, es muy pronto. Lo haré en persona si logramos estar juntos.

Hiraeth ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora