18.1-Maeve: A suertes

756 89 52
                                    



Me despierto con la ropa intacta, como esperaba. La luz entra por mi ventana con un sol radiante, lo cual me parece tan raro que me obliga a rascarme los ojos con violencia hasta que me pican y me duelen. ¿De verdad? ¿Sol? ¿En pleno invierno en Escocia? Impresionante. Esto debe ser una señal, ¿no? Quizás los dioses de Rune me mandan una señal de positivismo, eso o me anuncian que me van a quemar viva como a una gamba. Trago saliva mientras me planteo el día.

Primero me ducharé, me vestiré de la manera más casual y apropiada posible y cogeré todas las cosas de valor que quiero llevarme. Sé que pueda parece tonto pero tengo anillos, collares y pulseras de oro, la mayoría heredados de mi abuela cuando falleció. No les doy uso porque el oro nunca ha quedado bien con mi tono de piel pero sé que esto en su época si tiene valor. Al igual que la plata. Me imagino comprando un gran castillo o por lo menos personal que nos ayude con la casa. No sé que valor tenga allí el oro al fundirlo y convertirlo en monedas, pero algo mejor que ahora debe ser, ¿no? 

Entro en la ducha y me enjabono a conciencia porque sé que disfrutar de agua caliente y jabón como ahora será un lujo del cual me tengo que despedir. Dejo que el agua corra por mi piel caliente, tanto que casi me abrasa, pero lo disfruto. El dulce olor del jabón y la suavidad con la cual se esparce por mi piel sin esfuerzo me relaja porque mi mente está envuelta en lo que pasará en el lago y estoy aterrorizada. ¿Y si no funciona? Tendré que volver a empezar de nuevo. Todo se irá al traste y tendré que buscar una forma de llegar a él y eso es... No.

Me aplico mascarilla nutritiva en el pelo y dejo que actúe mientras me afeito cada rincón de cuerpo posible. Voy a extrañar sin duda mi maquina de luz pulsada aunque me haya deshecho de casi todo el pelo posible, aún me queda. También echaré de menos el desodorante, el perfume, incluso los sujetadores. Suspiro apoyándome en la mampara de la ducha. Echaré de menos tantas cosas que me resulta casi imposible no llorar. Quiero esto, lo tengo claro, pero a la vez... Desearía que fuera más sencillo, desearía haber podido leer más sobre medicina con hierbas y plantas, desearía haber aprendido a coser o a cocinar. ¿Qué pinto yo en una época donde no voy a saber hablar el idioma ni tengo ni idea de como funcionan las cosas?

Termino de ducharme y espero a que el pelo se me seque mientras escucho un video sobre plantas medicinales que se usaban en la antigüedad. Al menos, podré curar las heridas de Rune, porque siendo lo bruto que es tengo claro que habrá muchas de esas. El pelo me gotea por todas partes y aunque quisiera arreglarme, no sé como de útil sea si me tengo que sumergir en el lago. Tengo cientos de dudas y está claro que no podré resolverlas hasta que no me meta en el agua. La sensación de agobio se forma en mi pecho mientras meto todo lo preparado en la mochila que espero que de alguna forma viaje conmigo en el tiempo. Mierda, esto es de locos. Me río por puro nerviosismo mientras escojo la ropa que parezca más acorde con su época posible, lo cual es prácticamente imposible. Acabo poniéndome una camiseta de tirantes blanca, un jersey blanco y unos vaqueros sencillos. Me centro en acabar de hacerlo todo para irme cuanto antes. Necesito ir e intentarlo antes de que caiga la noche porque si cae la noche y no lo he logrado, tengo que poder volver a casa y soñar con Rune.


No sé ni como, pero he llegado. El paisaje es tan impresionante como en las fotos que había en internet. Las montañas se levantan tocando el cielo, de un verde oscuro, totalmente pobladas de árboles de hojas grandes y vitales. Es casi mágico, con el agua tan clara que refleja el cielo y el resto de montañas. Campos verdes, plagados de flores de distintos colores, casi como un cuadro.

Ni siquiera había pensado que el sitio pudiera ser tan impresionante y que estuviera tan cerca. Menos de tres horas y media de coche. No he podido ni terminar mi lista de reproducción para viajes. Cojo la mochila y me asomo al pequeño mirador que tiene, con un gran poste explicativo del lago y la importancia histórica que ha tenido. No lo leo, pero si me tomo unos momentos para mirar al cielo y rezar. No sé a quién, pero, le rezo a todo que salga bien y no pierda a Rune. El sol se esconde tímidamente entre las nubes que son de un gris claro, como si no tuvieran fuerza como para descargar su furia de agua. Reviso que tenga todo encima y le dejo a mi madre suficiente dinero en la guantera como para que pueda pagar la multa que le vendrá por tener el coche aquí. Lo he dejado todo explicado en las cartas pero aun así, ella no tiene culpa de que no pueda renunciar a Rune. 

Empiezo a bajar por el camino indicado, despacio, clavando bien las botas en el suelo para no caerme. La mochila pesa más de lo esperado y eso me hace temblar a cada paso que doy. Me cojo como puedo a la barandilla de madera y desciendo hasta que el sonido del agua cayendo es más cercano. ¿Qué pasará?¿Lo lograré? ¿Y si me meto y hay bichos? ¿Y si hay un cadáver? Niego con la cabeza y continua bajando lentamente, dejando que todas mis dudas se amontonen en mi cabeza torturándome. Menuda locura estoy cometiendo. ¿Y si cojo una enfermedad rara y no consigo llegar a él y salgo en las noticias como una chiflada que ha contraído una enfermedad mortal? Llego al borde, donde el agua roza la orilla de tierra. Miro al horizonte esperando una señal, pero realmente no tengo ni idea de que se supone que tengo que esperar.

—Bueno, haré esto en voz alta porque aunque me siento más loca, me da la sensación de que quizás así alguien de ahí arriba me oye. Nunca he sido muy creyente, esto es obvio, pero, empiezo a creer. Creo que Rune y la fuerza con la que él cree me hace tener fe. Nunca dudaría de la palabra de Rune ni de la esperanza que veo en sus ojos cuando habla de sus dioses así que, salto ciegamente porque confío. Sé que hago una petición inusual y que no tengo derecho a hacerlo pero, estoy dispuesta a dejarlo todo por él. Estoy dispuesta a sacrificar las ventajas y comodidades de mi tiempo por viajar a su lado y poder quererle.—Doy un primer paso, notando como el agua se filtra despacio en mi bota. Está helada, por supuesto. Eso no me frena. Doy otro paso mientras mantengo la mirada fija en el horizonte, pensando en Rune. Me adentro despacio, dejando que mi piel se acostumbre al dolor. Pienso en los detalles que más me gustan de Rune, en como el color de sus ojos parece adaptarse a cada escenario que me imagino, al olor masculino y cálido que desprende, a lo hermoso que es porque aun a pesar de ser tan joven tiene un gran peso encima. Me recreo en sus cicatrices, sobre todo la de la ceja, que es mi favorita. El agua me cubre ahora la cintura y aunque quiero correr atrás y meterme en el calor del coche, no lo hago. Continúo avanzando mientras relajo los brazos. —Solo quiero estar con Rune. Le necesito.— Pienso en su voz, lo grave que es y sin embargo logra sonar dulce, o como aprende cosas sobre mi tiempo y sobre mí, absorbiéndolo con una mentalidad y una rapidez admirable, sobre todo teniendo en cuenta su crianza. Cierro los ojos cuando meto los hombros, dibujando en mi mente sus manos, trabajadas, raídas, pero delicadas, fuertes y grandes. Cojo una gran bocanada de aire y meto la cabeza. Todo me duele. Con tanta intensidad que tiemblo debajo del agua. Cierro los ojos y los aprieto con fuerza imaginándome a mi misma besando a Rune. Tengo que lograrlo. No pienso rendirme. El movimiento sutil del agua cambia, a algo más fuerte, obligándome a abrir los ojos y mover las piernas y los brazos. Estoy en medio de la nada, totalmente sumergida. Miro hacia arriba y logro ver el cielo lejos, a varios metros. ¿Cómo me he sumergido tanto? Me quito el pelo de encima como puedo, dejando que fluya hacia diferentes sitios cuando un sonido agudo, como si alguien estuviera arañando algo de metal me hace abrir la boca y gritar.

—Mujer inglesa, disturbas la paz de los dioses.—Escucho la voz de una mujer, con un acento que no logro determinar. Giro la cabeza como puedo entre mi pelo que flota como algas a mi alrededor. Empiezan a quemarme los pulmones por la falta de aire, pero me obligo a no nadar hacia la superficie. —¿Por qué te sumerges en mi agua?—Pienso en Rune de nuevo y la voz se ríe.—¿Crees en la leyenda mujer? Hablame.—

¿Cómo que le hable? No puedo...

Abro la boca y burbujas se escapan de mi garganta. Sacrificio. Debo intentarlo, se lo debo a Rune.

—Creo en Rune. Quiero ir a su lado.—Oigo mi propia voz difusa, como cuando intentabas hablar debajo del agua metido dentro de la bañera cuando eras niño.

—¿Tu corazón le pertenece?—Asiento rápidamente sintiendo como mi cuerpo empieza a querer nadar con fuerza hacia la superficie. —Que así sea. Acepto tu ofrenda. Me quedo con tu vida.—Una luz brillante me llama desde el fondo del lago y me ciega. Cierro los ojos con fuerza mientras el sonido metálico se hace presente de nuevo, hiriéndome por completo. ¿Ya está? ¿Moriré y ya?

➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖

¿¡Estáis bien?! Casi me mato escribiendo esto. JAJAJAJA

Hiraeth ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora