20.1-Rune: La magia de las Dye

748 85 62
                                    



—Rune, despierta cielo.—Abro los ojos y me aparto corriendo, como si el tacto de su piel quemara. Con la vista borrosa, su madre y Maeve realmente se parecen. —¿Estás bien?— Está sentada en la cama, con mi ropa doblada en su regazo y el pelo recogido en una clase de moño que no logro entender como se sujeta. Asiento una sola vez incorporándome en la cama. Sigo aquí. Estoy aquí. Ella me ve.

—¿De verdad estoy aquí?—

—Eso parece.—Se ríe y me dedica una mueca cariñosa mientras me deja la ropa cerca para que pueda tocarla.—Tienes tu ropa aquí. Me temo que Maeve no ha dado señales de vida, pero ya he llamado a la policía.—

—Creo que sé donde está.—Digo sin tenerlo muy claro.

—¿Dónde?—Pregunta ella abriendo mucho los ojos.

—En mi casa. En mi año.—

—¿Qué?—

—Acabo de... Creo que he soñado con ella. Ella estaba con mi padre en mi casa, llorando porque yo no estaba ahí con ella. Piensa que la he abandonado, que tengo miedo al compromiso.—

—¿Estás seguro? ¿Eso quiere decir que, este... el lago ese, ha funcionado?¿Me estás diciendo que mi hija está en el pasado?— Noto la confusión en su voz y su rostro, al igual que su desesperación.

—Eso creo.—

—¿Cómo ha pasado?—

—No lo sé.—

—¿Os habéis cambiado los sitios?—

—No lo sé. Eso parece. Creo.—Me rasco la cara y ella se pasa las manos por la cara hasta cubrírsela por completo y suspirar.

—No entiendo nada. Esto supera mis capacidades. He intentado ser comprensiva con esto y no alertar a nadie pero... ¿Cómo se supone que...? ¿Qué vais a hacer ahora, eh? Ella no se puede quedar ahí sola y...—

—Mi familia está cuidando de ella.—

—No es suficiente.—

—Lo sé. Es mi deber.—

—Rune...Esto no tiene la intención de herirte, pero esto no puede ser así. Ya me cuesta procesar todo esto y meterlo en mi cabeza, pero al menos, si ella se quedaba contigo en el pasado, siendo lo que ella quiere... Si la hacía realmente feliz, podía vivir con ello aunque me desgarre el alma alejarme de mi hija, pero si tú estás aquí... ¿No puede ella volver?—

—Yo no tengo ni idea. No sé que ha pasado. —Se lo digo con el corazón en la mano, porque nadie más que yo quiero estar equivocado y que Maeve entre por la puerta, con alguna excusa tonta por su tardanza. Pero por otro lado, creo que mi sueño es real, eso, o definitivamente mi mente ya va sola, creando historias y cuentos de por sí.—Cuando caiga la noche, intentaré soñar con ella de nuevo como siempre y encontrarnos para ver sí...—

—Vale. Igualmente la policía dirá algo en unas horas.—

Aunque me gustaría estar equivocado más que a nadie, sé que no es así. Sé que Maeve está en mi año, siendo cuidada por mi familia, de una manera que ni siquiera esperaba. ¿Padre abrazándola? Lo nunca visto. Nunca consoló así a Ingrid, ni siquiera cuando le rompieron el corazón por primera vez, tampoco cuando Frigg se rompió un dedo o yo me disloqué un hombro. Lily me acaricia durante un momento el brazo y luego me propone ver la televisión, que me explica detalladamente su función y su utilidad

Me siento donde me indica, ya vestido con mi ropa, que huele a una clase de limpio que nunca había olido. Incluso el tejido parece haberse ablandado y suavizado. El asiento es blando, tan cómodo que parece una nube, extremadamente parecido a donde me senté con Maeve una vez en el jardín. Creo que lo llaman sofá. Cabemos todos, incluyéndonos a Elsbeth, Lily y yo. De hecho, cabria también Maeve de estar con nosotros. No puedo dejar de pensar en la incoherencia de la situación, aunque mi vida sea un caos esto ya es... Ahora confirmo que, aunque ella se crea que está todo controlado por el trozo de metal ese pequeño que dice tener en la cabeza... No es cierto. 

Hiraeth ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora