La nieve se arremolinaba contra las ventanas, la Navidad se aproximaba. Hagrid ya había colocado los doce árboles de Navidad que adornaban el Gran Comedor: guirnaldas de acebo y oropel estaban enrolladas alrededor del pasamanos de la escalera, velas interminables brillaban desde de los yelmos de las armaduras y racimos de muerdago estaban colgados a intevalos a lo largo de los pasillos.
Grupos de chicas trataban de coincidir con Harry bajo los racimos de muérdago, en ocasiones de broma, cada vez que pasaba, lo cual causaba bloqueos en los pasillos. Sin embargo, Harry tenía muy buen conocimiento de los pasajes secretos del castillo, así que a menudo recorría rutas libres de muérdago entre clases sin dificultad.
Por otra parte, niños de cursos más bajos solían pedirle a Lucy un momento para que los viera simular sus movimientos de golpeadores, lo mucho que estaban practicando y lo que estaban mejorando. Preguntaban por su opinión con ojos brillantes y se quedaban en silencio cuando Lucy explicaba algo. Al menos, ninguno llevaba muérdago por ahí colgando.
Aunque alguno ya le insinuó que podría acompañarla a la fiesta del profesor Slughorn; sin embargo, Lucy no estaba interesada, principalmente porque eran muy pequeños, pero alguno que otro se lo volvía a preguntar.
—Chicos, no insistáis —les dijo Seamus en una ocasión, haciendo un gesto con la mano—. Lulú sólo tiene un verdadero amor, ¡y ese soy yo!
—¡Por supuesto! —contestó Lucy, y los dos se echaron a reír.
El problema venía cuando se lo pedían chicos de su edad, y ya iban tres. Entre ellos Marcus Belby, el chico que había estado en la reunión del tren con Slughorn, que se acercaba de vez en cuando a saludar y dejar caer el tema, hasta que lo preguntó definitivamente. Lucy le dio las gracias, pero le dijo que no.
—¿Pero por qué no? —preguntó Belby.
—Porque ni siquiera sé si voy a ir todavía —mintió; en verdad sí que iba a ir, porque se lo había prometido a Slughorn—. Entonces imagínate que te digo que sí y resulta que al final no voy.
Belby se marchó poco convencido.
—Qué pesado —suspiró Pelos.
Por su parte, Ron simplemente se reía a carcajadas del asunto de Harry, más por hilarante que por celoso. Sin embargo, de lo que le pasaba a Lucy no parecía haber llegado a oídos ni ojos de Ron; según decía Harry, la presencia casi constante de Lavender lo mantenía muy distraído.
Lucy daba las gracias por que Hermione estuviera tan ocupada con todos sus deberes, porque así ella y Lavender apenas se cruzaban en la habitación. Cada vez que las dos coincidían, Lucy se encargaba de que Hermione estuviera bien distraída hablando con ella para que no se molestara en mirar a Lavender.
Todo era muy incómodo.
Sin embargo, Lucy tenía claro que estaba de parte de Hermione. Aunque tampoco es que estuviera contra Lavender, porque la discusión en sí no tenía que ver mucho con ella, sino que más bien estaba contra Ron. Pero claro, evitar a Ron implicaba también evitar a Harry. Por suerte, las chicas se reunían con él en la biblioteca, aunque todas las conversaciones fueran susurrando.
—Él es perfectamente libre de besar a quien quiera —dijo Hermione cuando Harry tratóde convencerla para hacer las paces con Ron, mientras madam Pince, rondaba los estantes detrás de ellos—. No me podría importar menos.
Harry, con su libro del Príncipe Mestizo a su lado, no dijo nada y miró a Lucy en busca de ayuda, pero ella sólo se encogió de hombros y siguió escribiendo.
—Y a propósito —dijo Hermione después de un momento—. Debes tener cuidado, Harry.
—Por ultima vez —dijo él en un tono levemente—. No voy a devolver este libro. He aprendido más del Príncipe Mestizo que lo que Snape y Slughorn me han enseñado en...
![](https://img.wattpad.com/cover/235689606-288-k138225.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Lucy Weasley y el Príncipe Mestizo ✔️ [Lucy Weasley IV]
FanfictionCUARTO LIBRO DE LA SAGA LUCY WEASLEY La guerra contra Lord Voldemort no ha hecho más que empezar, y el miedo reside en los corazones de todos los seres del mundo mágico. El Innombrable debe ser vencido, y para ello, Lucy está dispuesta en ayudar a...