Lucy Weasley y el Príncipe Mestizo ✔️ [Lucy Weasley IV]

3. Los invitados

Por si acaso, recuerdo que cuando los personajes hablen español, el diálogo aparecerá en letra cursiva
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La Posada del señor River acabó por llenarse cuando los Weasley, Fleur Harry, Hermione, los Alonso y los amigos de Gala  llegaron a Feirra, y tan sólo quedaron dos habitaciones libres.

Con tanta gente, la casa de los Moon pasó a ser la más ruidosa de toda la calle, y seguramente de toda la hondonada. Había mucho que preparar, de manera que todos en la familia trataban de ayudar en todo lo posible.

—¡No, queridas, no os preocupéis! —le dijo Gadea a Molly, Marian y Fleur cuando se ofrecieron a ayudar a preparar la cena—. No tenéis por qué...

—Mujer, deja que te echemos una mano —pidió Molly.

—Yo poco sabré de inglés, pero de cocina, todo lo contrario —comentó Marian.

Gadea reflexionó un momento.

—Molly, Roxane se va a pasar por el mercado a por unas flores —dijo al fin—. ¿Por qué no vas con ella y me traes un par de cosas? Tengo la lista de la compra ahí encima.

La señora Weasley asintió con entusiasmo. Tomó la lista y salió de la cocina a buscar a Roxane.

—Marian, ¿qué te parece una carne guisada?

—¡Perfecto! A mis niñas les encanta. Voy preparando las cazuelas.

—¡Yo también quiego ayudag! —protestó Fleur—. Hay mucho tgabajo que haceg, señoga Moon.

—Bueno, está bien —aceptó Gadea, tras indicar a Marian el armario donde debía buscar—. Coge siete zanahorias y córtalas en rodajas, por favor. —Fleur aceptó y corrió a coger un cuchillo y la tabla de cortar—. ¡Eh! ¡Vosotros dos! ¿A dónde creéis que váis?

Lucy y Jonathan, que cruzaban el pasillo hacia las escaleras con Harry, Ron, Ginny y Hermione, se asomaron a la puerta de la cocina al escuchar a su abuela.

—¡Abba! —dijo Lucy con una sonrisa—. Buenas tardes. Hola, Marian.

—¿Qué están haciendo por ahí fuera? —preguntó Gadea.

—Banma, Arthur y el tío Will están colocando las mesas —informó Jonathan—. Miguel y Vidal están contando para sacar los platos, y Aroa, Pablo y Gala están poniendo las sillas. ¿Cuántos somos?

—Un montón —dijo Ron por lo bajo—. Esto parece mi casa.

—Bárbara cena con su madre, ¿no? —inquirió Lucy.

—Por suerte sí —suspiró Gadea, sacando la carne para empezar a partirla—. Y los amigos de Gala también cenan fuera. No creo que hubiera tenido sitio para más... Bueno, ¿qué pensáis hacer vosotros?

—Íbamos arriba a hablar un rato —respondió Lucy, y entonces se dio cuenta de que no debió haber dicho nada.

—¿Y no ayudáis? ¡De eso nada! Mirad, podéis acompañar al tío Robus a la puerta sur, que va a recoger al tío Gabriel.

—Robustiano ha salido hace poco —informó Ginny—, le he visto.

—Bueno, no importa. Podéis ir hasta allí y volver con ellos.  Y Lucy, por favor, ¡no uses la magia!

—En ningún momento me quitaron el permiso para usar la varita desde que me fui —replicó la pelirroja con resolución.

—Me da igual. No lo hagas por la calle, sólo en casa.