El nacimiento

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Conducimos. Nos dirigimos a bordo de este 4x4 amarillo un poco viejo pero que huele bien el cuero desgastado y las llamas. Conducimos a una velocidad muy superior a la normal.

Estamos en camino hasta el hospital. Las contracciones han aumentado muy rápidamente. La única cosa que me da miedo es dar luz en este coche. Pero bueno solo quedan quince minutos antes de llegar... pero ¡van a ser muy largas! Tengo que relajarme.

- Ey Lima tranquila. Todo va a salir bien. Respira. Sergio dice tomándome mi mano.

- Pero si no llegamos a tiempo y que el niño nace en el coche... intento decir

- Lima tranquila. Si el niño nace aquí pues tendremos una historia que contar. Pero tienes que relajar. Sergio me susurra intentando ayudarme.

15 minutos después :

- Muy bien señora. El niño está casi allí. Ya vemos su cabeza. Vais a tener que empujar un poco más. La comadrona dice.

- ¡Pero acabamos de llegar no puede llegar tan pronto! Digo sintiendo el estrés crecer en mi.

Tengo que admitir que dar luz me ha siempre parecido como algo increíble, pero también como algo muy aterrador.

- Amor, todo va a salir bien. Mira que nuestro bebé está llegando más pronto de lo que esperábamos. Por fin vamos a encontrar a nuestra princesa. Sergio dice apretando mi mano.

- Cariño ya te he dicho que va a ser un niño. Uy duele un poco. Digo apretando la mano de Sergio.

Bueno en realidad no es poco... duele más que nunca. He conocido a muchas cosas que dolían pero este... es un nivel superior.

Sergio me besa la frente susurrándome que estoy muy fuerte y que voy a conseguirlo.
Me encanta ver cómo Sergio está a mi lado.

- Señora hay que empujar a mi señal vale. ¡Ahora! Me dice la comadrona.

Empujó de todas mis fuerzas. Aunque estoy ya muy cansada de todas esas contracciones que me rompen la espalda desde que estamos en camino para venir hasta la maternidad.
Describir este dolor es imposible. Es algo que nunca he sentido en mi vida. Pero las ganas de dar la vida y el cariño de Sergio que me apoya me dan las fuerzas para seguir y empujar cada vez que me lo piden.

Mi cuerpo se vacía de mis fuerzas cada vez que empujo. Intento concentrarme para olvidar el cansancio pero es imposible. Mis fuerzas se van.

- Muy bien señora ya está aquí. Mirad a esta princesita guapísima. Dice una enfermera.

Los llantos de mi hija, entonces, llenan la sala.

- Te había dicho que iba a ser una niña. Sergio dice recibiendo a su hija en sus brazos.

Por fin puedo descansar. Me dejo caer en la cama en la que estoy sentada y cierro los ojos.

Con mucho cuidado, Sergio se acerca de mi. Mirarles así mirándose a los ojos me hace llorar de placer. El primer momento de Sergio estando padre está muy dulce. Apenas tengo las fuerzas de levantar el brazo para acariciar la mano de mi bebé.

- Bueno ahora a por el segundo. Dice la comadrona.

- ¿¡Segundo que segundo?! Sergio y yo preguntamos al mismo tiempo.

- ¿A ver no sabían que esperaban a gemelos? La comadrona pregunta sorprendida.

- No puede ser. Pero no tenemos nada preparado para un segundo. Sergio dice empezando a preocuparse.

- Bueno señora hay que seguir a empujar. Una enfermera dice.

- Pero no tengo la fuerza... ¿como voy a hacer? Susurro de manera que apenas me oye la comadrona.

Atracador y ladrón de corazón...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora