No he dejado de temblar.
Diego comienza a contarme su día.
Ha ido a una fiesta.
Me habla acerca de sus amigos.
Ahora sé que uno de ellos se llama Omar.
Le cuento de mis amigas.
Frida y Caro.
Él me cambia de tema.
Me pregunta como estoy.
Yo respondo “bien”.
No lo estoy.
Diego me ha creído.