Le he contado.
Lo ha comprendido.
Y justo cuando pensé que me dejaría de hablar, fue lo contrario.
Aquellas palabras se han vuelto nuestro código.
No puedo decírselo cada que me sienta así.
Diego vuelve a salir.
Es sábado por la noche.
Justo las 2:00 a.m.
“Por favor, no duermas aun”
Y yo hago mi mayor intento, estoy muriéndome de sueño.
Diego intenta mantenerme despierta con audios de voz.
Yo sonrío, porque quiere hablar conmigo.
Ahora pasan de las 3:00 a.m.
Estoy quedándome dormida.