Mi teléfono suena escandalosamente.
Mis ojos están completamente cerrados.
No logro contestar.
Era él.
Mi teléfono vibra.
Es un mensaje.
“Intenté llamarte”
“Lo siento, no alcancé a contestar” le digo, y mi teléfono suena inmediatamente.
Sonrío.
“Deneb” dice tras una risita.
“Diego” le contesto sueñosa.
“¿Ya estabas dormida?”
“Sí”
“Ve a dormir si quieres…”
“No, está bien”
Y supe ahí que estaba perdida.