Capítulo 16

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Dulce había salido de su oficina molesta y él no había intentado detenerla. Ella no entendía. Alfonso aún seguía molesto después de haber visto a Anahí con ese hombre, se había puesto como un loco. Cuando su secretaria le había dicho de quién se trataba, corrió pensando que ella necesitaría compañía. Ni siquiera entendía por qué lo había recibido. 

¿No se suponía que lo último que ella debería de querer es verlo de nuevo? Aarón le había hecho mucho daño y ella no solo le había permitido verla, los había visto besándose. Golpeó el escritorio con los puños cerrados. Quizás debería hablar con ella, aclarar las cosas, pero en ese momento la furia lo dominaba y podría decir algo de lo que se arrepentería después, como le había pasado con Dulce.

Anahí no entendió cómo había sido capaz de llegar de vuelta hasta su oficina cuando sentía que las piernas le fallaban. Se sentó en su silla con la cabeza entre las piernas, necesitaba tranquilizarse. Había ido a buscar a Alfonso, pero cuando escuchó los gritos en la oficina, supo que estaba con Dulce. Se preocupó al escucharlos discutir, sin embargo, sabía que no podía interrumpir. 

Estaba a punto de irse, cuando escuchó lo que Alfonso le preguntaba a su hermana. ¿Que si había averiguado algo? Los escuchó hablar de la venganza, Alfonso queriendo justicia, Dulce diciendo que ella estaba enamorada de Christopher y que pensó que él también lo estaba de Anahí y el silencio. Un silencio que la hirió como una cuchillada en el corazón.

Se alejó a como pudo, pero la cabeza le daba vueltas. No solo era que Alfonso no estaba enamorado de ella, sino que lo quería era vengarse de ellos y ni siquiera sabía por qué. ¿Había sido todo una farsa? ¿Se había acercado solo para lastimarla? Recordó que los escuchó hablando de su papá. 

Claro, la mejor forma de vengarse de él era lastimando a sus hijos. De pronto las manos le comenzaron a temblar y sintió que no podía respirar. Si no lograba controlarse, le daría un ataque en plena oficina y estaba sola. El pánico comenzó a subir por su cuerpo y veía todo negro. 

—Oye, enana, quería tu ayuda para revisar estos números — Christopher iba entrando con varios papeles en la mano, pero se puso pálido al ver a su hermana. No importaba si habían pasado años desde la última vez que la había visto así, reconocía perfectamente esos síntomas. Dejó caer los papeles al suelo y corrió hacia ella — No, no, no. Any, mírame por favor. Mírame, aquí estoy, bebé — Christopher sostenía la cara de Anahí mientras le hablaba — Respira conmigo, ¿sí? 

—No... No puedo...

—Sí, claro que puedes. Mírame, enana. Estoy contigo y vamos a respirar juntos, ¿está bien? — poco a poco Anahí fue capaz de seguir a su hermano y pudo respirar con normalidad, Christopher suspiró aliviado mientras la abrazaba — ¿Qué pasó, Any? — ella solo negaba con la cabeza — Any, sabes que necesito saber cuál fue el detonante para poder ayudarte. Esto no pasaba hace años, tienes que decirme qué fue lo que pasó.

Anahí no quería hablar, no quería recordar nada de lo que había escuchado. Quería pensar que todo era una pesadilla. Había confiado en Alfonso, incluso se llegó a sentir tan segura con él como se sentía con su hermano, pero ahora que Christopher estaba con ella, sabía que eran muy diferentes. Él, a diferencia de Alfonso, nunca haría nada para lastimarla. Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas.

—Alfonso y Dulce... — fue lo único que pudo decir, pero al ver que Christopher se ponía en pie asustado imaginando lo peor, se obligó a continuar — Ellos... Ellos está bien, Ucker.

—¿Entonces? No te entiendo, Any. 

—Ellos... Se acercaron a nosotros por venganza — la voz se le quebró y Christopher se acercó a ella de nuevo — Quieren vengarse de nosotros o de papá, yo... No entiendo...

La Venganza (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora