Capítulo 22

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Anahí había pasado por todas las diferentes etapas por las que una persona puede pasar después de una sorpresa así. Inmediatemente después de recibir el regalo y leer la nota que venía con él, sintió que su mundo se le venía encima. Primero vino la negación.

—No es cierto. No, no, no. Esto no me puede estar pasando... ¿Por qué...? ¿Cómo...? Augh. No es posible, nadie sabe que estoy aquí, solo mi familia... Pero entonces... No, no, no.

Después vino la ira.

—Te voy a matar. Espérame, Alfonso. Ahora sí vas a conocer a Anahí. Es que es increíble, eres un imbécil — Anahí tiró el regalo a la basura — ¿Quién te crees? ¿Qué piensas que puedes aparecerte así nada más? Y de todas formas, ¿cómo encontraste mi dirección? ¡Ah, claro! De seguro fue el idiota de mi hermano, o la tarada de mi mejor amiga. ¡ Los odio a todos! ¡Traicioneros! Les advertí que nadie, NADIE podía saber dónde estaba yo.

Esta etapa duró varios días hasta que llegó la siguiente fase del proceso.

—Te extraño mucho — decía mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas. Estaba en la cama abrazada al libro. Después de que se le pasó el enojo, lo había sacado del basurero y lo había visto una y otra vez. Era un album de fotografías que ella nunca había visto, ni siquiera sabía que existían. ¿En qué momento se las habían tomado? Eran fotos en las que se veían felices, alegres, enamorados... Alfonso había agregado diferentes constelaciones y en cada estrella había puesto una foto diferente. Aún quedaban constelaciones vacías y no podía dejar de preguntarse qué significaba eso.

—¿Por qué, Alfonso? ¿Por qué me mandaste esto cuando apenas estaba logrando aprender a vivir sin ti? ¿Qué significa? ¿Por qué me haces esto?

Y esta etapa fue la más larga de todas. Pasó varios días llorando y viendo las fotografías cómo si fuera la primera vez. No recordaba lo guapo que era, días atrás había pensando que ya no se acordaba de su cara y ahora lo tenía aquí, para ver esos ojos y esa sonrisa que tanto amaba. Cuando pasó más de una semana, Anahí decidió salir de su depresión y pasó a la fase de la aceptación.

Aceptó que lo seguía amando tanto o más que antes, aceptó que el regalo era hermoso y que la hacía tener una esperanza de que tal vez él no la había olvidado, aceptó que lo extrañaba y aceptó dormir con el album junto a ella todas las noches. Pero seguía teniendo miedo. No se había atrevido a preguntarle a nadie por Alfonso ni por cómo había dado con su dirección. Vivía nerviosa pensando que quizás un día iba a tocar su puerta y se iba a aparecer frente a ella y Anahí seguía sin saber qué hacer.

¿Debía buscarlo? ¿Agradecerle por el regalo? ¿Qué tenía que hacer? Después de todo, había pasado un mes desde que recibió el regalo y no había vuelto a escuchar nada de él. ¿Tal vez era su forma de despedirse de ella? ¿De cerrar el ciclo? «¿Pero por qué un album incompleto?». Pensó mientras veía el atardecer desde su ventana. Y como si no tuviera suficiente, alguien tocó a su puerta. Otro mensajero, con otro paquete.

Todavía nos quedan muchas estrellas por ver.

-A. H.

Un mes exacto después, recibió nuevas fotografías para seguir completando el album que había llegado a darle un poquito de alegría a su vida.

***

Un mes después

Alfonso estaba con su guitarra terminando la canción que había comenzado a escribir unos meses atrás. Llevaba años sin componer, pero la música siempre había sido una forma de desahogarse, la forma en la que mejor podía expresarse. Cerró los ojos y al recordarla a ella con sus hermosos ojos azules, la música comenzó a fluir sin ningún esfuerzo. Al terminar la canción, escuchó unos aplausos.

La Venganza (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora