Capítulo 13

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Alfonso conducía con una mano en el volante y con la otra mano entrelazada con la de Anahí. Habían compartido una tarde maravillosa y habían hecho el amor nuevamente antes de tener que regresar. Para Alfonso era físicamente doloroso pensar en separse de ella, ¿qué le estaba pasando? No era solo el hecho de que Anahí era una mujer increíblemente hermosa, sensual, provocadora, dulce y tierna, era lo feliz que se sentía estando con ella, ya fuera haciendo el amor o simplemente hablando mientras veían las estrellas.

Anahí iba con una sonrisa en el rostro. Siempre había soñado con una primera vez memorable, pero esa noche con Alfonso había sido mágica, ni en sus mejores sueños hubiera podido imaginarse lo que era tener esa conexión con otra persona. Alfonso había sido cuidadoso con ella, la trató con la mayor ternura y dulzura de la que era capaz, pero también había sido sexy y salvaje. Era una combinación perfecta. Se sentía más plena y feliz de lo que se había sentido en mucho tiempo y sabía que Alfonso se estaba ganando su corazón más rápido de lo que ella misma podía controlar.

Mientras recordaba los momentos que habían compartido, acarició con su mano el dije que él le había regalado y no pudo evitar sonreír. Él lo notó y levantó la mano de ella para besarla. Pronto estuvieron llegaron a su destino. Más pronto de lo que hubieran deseado. Alfonso bajó del auto y lo rodeó para abrirle la puerta a Anahí. Caminaron tomados de la mano hasta la puerta, en silencio, pero no era un silencio incómodo, era uno de complicidad, de satisfacción, de intimidad. Anahí lo miró a los ojos y se perdió en ellos.

—Ni siquiera te has ido y ya te extraño — dijo ella mientras le acariciaba el rostro.

—Pasa conmigo el fin de semana — Alfonso no había podido evitar que las palabras salieran de su boca, pero no se arrepentía, no quería separarse de ella — Podemos ir a pasear, salir a cenar o quedarnos en casa viendo películas, comiendo, podemos hacer lo que tú quieras.

—Lo que yo quiero incluye actividades un poco más físicas — Alfonso sintió un escalofrío que le recorría todo el cuerpo, Anahí lo hacía sentirse como un adolescente que no podía controlarse — ¿Está eso incluído?

—Te dije que podemos hacer lo que tú quieras — respondió él mientras la besaba.

—¿Pero no va a estar Dul en la casa? No la quiero incomodar.

—Dul está en casa sí, pero yo pensaba que podíamos ir a mi departamento.

—Ah, tan rápido y ya estás dispuesto a llevarme a tu santuario, Herrera.

—A menos de que te dé miedo de lo que te pueda hacer, Puente — Anahí sonrió. La idea de pasar un fin de semana con Alfonso le encantaba y era algo a lo que no se podía negar —Paso por tu a las 9 — agregó él viendo la resolución en los ojos de ella.

—Enana, no puedes irte así nada más.

—No te estoy pidiendo permiso, Ucker, te estoy avisando — Christopher la seguía por todos lados. Le parecía increíble que aún la tratara como una niña — Además, pensé que era una buena oportunidad para que tú y Dul también aprovecharan y pasaran el fin de semana juntos. Pueden ir, no sé, de paseo o pueden hacer lo que quieran — Anahí vio como su hermano se sonrojaba — ¿Por qué te sonrojas, Ucker?

—No... Es que... Bueno, Dul y yo hicimos planes para pasarlo juntos también.

—¿Entonces tú puedes pasar el fin de semana con ella sin problema, pero si soy yo la que hace planes te pones como un loco histérico?

—No, no, Any, no me malinterpretes, ¿sí? Solo... Ya sabes que me preocupo mucho — Christopher vio como su hermana volvía los ojos — Pero bueno, sé que Poncho te cuida, entonces eso me deja más tranquilo — de inmediato notó como a su hermana se le dibujaba una sonrisa en el rostro y ella se acercó para darle un beso en la mejilla.

La Venganza (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora