Epílogo

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Un año después...

Era un día hermoso. El sol brillaba en lo alto, el cielo estaba despejado, dejando ver un hermoso color azul. La brisa soplaba acariciando suavemente todo a su paso, pero los sentimientos de Alfonso no estaban en sintonía con el paisaje. Era difícil poner en palabras la ola de emociones que lo embargaban. Se sentía feliz, como nunca antes, realizado, pleno, pero también triste, defraudado, decepcionado. Durante el último año había sido el hombre más feliz del planeta y había dejado los sentimientos no tan bonitos en el olvido, pero ahora, un año después, tenía que enfrentarlos. Era parte de sanar y de crecer como ella le había recordado varias veces. Sonrió al pensar en ella.

Después de dejar sus pensamientos vagar unos minutos más, suspiró profundamente, tenía que hacerlo. Tenía que por fin perdonar y perdonarse, tenía que hacerlo para ser plenamente feliz junto a la mujer que amaba como un loco.

—Hola, papá — dijo sentado frenta a la tumba de su padre. Sentía que hacía años no venía, no había podido hacerlo después de todo lo que había pasado. Cada vez que pensaba en que estuvo a punto de perder al amor de su vida... No, no podía pensar en eso, había venido con un propósito específico y no podía distraerse. Respiró de nuevo.

—Hace mucho no venía, creo que estaba muy enojado contigo. Bastante enojado la verdad. Ha sido difícil, ¿sabes? Intentar reconciliar la imagen de mi papá, mi héroe, con un hombre frustrado cuyo odio lo llevó a mentirle a su propia familia... ¿Cómo pudiste? ¿Sabes lo infelices que fuimos por meses, MESES solo por tu egoísmo? De verdad que... — Alfonso se detuvo. Así no era como había planeado que se dieran las cosas, estaba determinado a no dejarse llevar por el enojo, pero ahora frente a la tumba de su padre, le estaba costando no poder sacar todo lo que se había guardado. Cerró los ojos e intentó calmarse. No era a esto a lo que había venido.

—Papá... No entiendo por qué hiciste lo que hiciste y me duele no tenerte aquí frente a mí para poder preguntarte tantas cosas que quisiera saber, para poder escuchar tus motivos, tus razones... Aunque, para serte sincero, no sé si eso cambiaría en algo mi decepción... Pero... He tenido mucho tiempo para pensar las cosas, en este año que pasó, fui inmensamete feliz, pero había algo que no me dejaba serlo completamente. Nunca voy a poder comprender lo que hiciste, papá, pero no quiero pasarme la vida recordando tus últimos momentos, quiero intentar recordarte como el hombre bueno y amoroso que fuiste cuando éramos niños, mi papá, el hombre que era mi ejemplo a seguir, el hombre que me enseñó a andar en bicicleta y a nadar, a jugar fultbol y a tocar la guitarra, el hombre que me recordaba siempre lo mucho que debía cuidar a mi mamá y a mi hermana, el hombre que era mi orgullo — Alfonso se detuvo para limpiarse unas cuantas lágrimas que le bajaban por las mejillas. Era difícil, pero sabía que era necesario.

—Después de mucho tiempo, entendí que todos nos enfrentamos a la muerte de maneras diferentes y pues, tú hiciste lo que podías... Supongo que el miedo, la frustración y el odio te ganaron al final. Solo quiero que sepas que ahora entiendo que parte del hombre que soy hoy, es gracias a ti, papá y que... Que te perdono — al decir aquellas palabras, frente a la tumba de su padre, sintió por fin como un peso se le quitaba de encima — Te perdono y quiero que sepas que soy muy feliz, somos, Dulce y mamá también lo son. Y pues, no creas que llegué a esta conclusión solo... No. Se lo debo a la mujer más maravillosa del mundo. Ella me hizo entender todo esto y me animó a venir a hablarte para que podamos cerrar este ciclo y sanar. Anahí es increíble papá, me gustaría tanto que la conocieras, que pudieras ver lo feliz que me hace. Me siento el hombre más afortunado del mundo y quiero pensar... Quiero creer que, donde sea que estés, te alegras por mí, por nosotros...

Alfonso volteó a ver hacía atrás y la vio sentada debajo de un árbol, acariciando el dije de Orión que siempre llevaba puesto. De seguro estaba hablando con su mamá. Al parecer ella sintió su mirada, porque alzó la vista y cuando sus ojos se encontraron, sonrió con una dulzura que lo hizo sentir un calor que le recorrió todo el cuerpo. Todos los días se preguntaba cómo podía ser tan dichoso, cómo era posible que ella lo amara. Aún después de este tiempo de estar juntos, seguía sintiendo que no la merecía, aunque ella se había encargado de que ese sentimiento fuera desapareciendo, en especial cuando le recordaba que él era el amor de su vida. Ella también era el de él, por supuesto que lo era. Era la única mujer con la que se imaginaba compartiendo su futuro. La mujer de su vida.

—Le voy a pedir que se case conmigo — habló casi en un susurro, no quería que ella lo escuchara, era una sorpresa... Bueno, no tan sorpresa ya que su hermana y mamá lo sabían, y el hermano y el papá de ella, y Maite y Christian... Todos habían estado felices y dispuestos a ayudar y al parecer habían sabido disimular porque Anahí no parecía sospechar nada — Espero ser lo suficientemente afortunado como para que me diga que sí... Ojalá... Ojalá hayas encontrado paz, papá. Ojalá puedas ver lo felices que somos — levantó su mano y acarició las letras donde se leía "Arturo Herrera" — Quiero irme de aquí dejando atrás el resentimiento y el odio. Te... Te extraño y, a pesar de todo, te quiero.

Después de unos minutos en silencio, Alfonso se levantó y caminó hacia donde estaba su novia. Ella lo vio acercarse y se levantó de inmediato. Cuando estuvo frente a ella, tomó su rostro entre sus manos y la besó tiernamente. Llevaban un año juntos, y la sensación de sus labios sobre los de ella lo seguía sorprendiendo. Era como una corriente eléctrica que le recorría todo el cuerpo cada vez que la besaba, cada vez que la tocaba. La sintió sonreír y se alejó para verla a los ojos.

—Supongo que eso significa que todo salió bien.

—Digamos que sí me siento mucho más ligero.

—Ah, entonces, Herrera, ya vas reconocer que tenía razón. Como siempre. Te dije que te ibas a sentir mucho mejor una vez que decidieras soltar todos esos sentimientos feos que tenías guardados.

—Siempre tan modesta, Puente — dijo mientras le daba un beso en la frente. Ella sonrió ampliamente — Pero sí, tenías razón, hermosa. Creo que era algo que tenía que soltar y ya por fin lo voy a poder hacer.

—Me alegra mucho escucharte decir eso, mi amor. Guardar rencor hacia tu padre no te iba a dejar nada bueno. Ahora ese corazoncito — dijo mientras acariciaba el lado de su pecho donde estaba su corazón — puede empezar a sanar.

—Gracias, Any. Gracias por haberme animado a hacer esto... En especial, después de todo el daño que el odio de mi papá te provocó a ti y a tu familia. Gracias.

—Ya te he dicho, gracias a él tengo al hombre de mis sueños conmigo, eso basta y sobra para que le perdone cualquier cosa.

Alfonso le acarició la mejilla mientras pensaba en lo mucho que le habría gustado que las cosas hubieran sido diferentes, que su papá estuviera vivo y que su amistad con Enrique siguiera siendo como cuando eran jóvenes. Pero la vida había decidido que las cosas fueran diferentes y ahora solo le quedaba enfocarse en todo lo bueno que el universo le había dado, empezando por la mujer que tenía entre sus brazos.

—¿Estás bien? — preguntó ella sacándolo de sus pensamientos. La miró a los ojos y sonrió pensando en el anillo que tenía en el bolsillo de su chamarra. Había tardado un mes entero buscando el anillo perfecto y no lo había encontrado. Después de mucho tiempo de pensarlo, decidió mandar a hacer uno especialemente para ella, porque eso era lo que se merecía, un anillo único y especial que significara algo para los dos, un anillo que marcara el inicio de una nueva historia, una nueva etapa. Esa misma noche irían a cenar y bajo las estrellas le pediría que se casara con él. Apoyó su frente con la de ella y pensando en el futuro que les esperaba, suspiró aliviado, dejando que la calma y la tranquilidad que siempre sentía junto a ella lo llenara y, después de unos momentos, contestó.

—Mejor que nunca.

—Mejor que nunca

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La Venganza (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora