Capítulo 25

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Ya no escuchaba nada, pero no sabía si era porque se había alejado lo suficiente de la fiesta o porque simplemente su cuerpo había dejado de funcionar. Veía todo negro y sintió que estaba a punto de caerse sin poder hacer nada, hasta que unos fuertes brazos la sostuvieron.

—Enana, aquí estoy. Mírame, Any, respira conmigo ¿sí? Vamos, sigue mi respiración, necesito que respires, enana. Por favor — Anahí se concentró en la voz de su hermano e intentó seguir su respiración, hasta que poco a poco logró calmarse, pero cuando por fin pudo respirar, las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas sin control. Christopher la abrazó con fuerza mientras Anahí se desahogaba. Cuando por fin pudo controlarse, alzó los ojos y vio la mirada de angustia y preocupación de su hermano.

—Any, ¿por qué no me dijiste nada de los ataques de pánico? Yo te pregunté porque... Si yo hubiera sabido, no habría permitido que pasara nada que pudiera denotarlos. Tú sabes que yo... Enana, perdóname, de verdad... No sabía...

—Ucker, tranquilo. Yo fui quién te mintió cuando me preguntaste, debí haberte dicho... Siempre te he dicho.

—¿Hace cuánto? — Anahí suspiró antes de contestar.

—Desde la última vez... No, no los he dejado de tener, pero han ido disminuyendo — intentó agregar para aliviar a Christopher.

—Anahí... ¿Llevas meses con ataques de pánico y nosotros no sabíamos nada? — Christopher se levantó sin decir nada y comenzó a caminar, estaba molesto — ¿Cómo no me di cuenta? Soy el peor hermano y además de todo vengo y hago... Dejé que esta sorpresa sucediera... Debí haber sabido que no era buena idea... ¿Cómo no se me ocurrió?

—Bebé, bebé, a ver... No es tu culpa, tu no sabías nada ¿sí? Y gracias a ti ya estoy bien... Yo solo quiero saber una cosa.

—Lo que quieras.

—¿Por qué, Ucker? — los ojos de su hermano se entristecieron — Y no lo digo como algo malo... No me malentiendas, si ustedes ahoran son amigos, está bien, digo son cuñados, pero no sabía... No entiendo... Nunca me dijiste que eran tan cercanos.

—No lo éramos Any, hasta hace un tiempo... La verdad es que mi relación con Dul me ha hecho ver las cosas de otra forma — Christopher miró a su hermana a los ojos y antes de seguir agregó — No lo estoy justificando, es solo que... Dul me ha contado cómo era la relación de ellos con su papá y pues eran muy unidos, no lo puedo culpar por haber creído todo lo que le dijo antes de morir y si le sumas a eso que doña Elena estaba enferma en esa época, que la empresa estaba en bancarota y pues, verte besándote con Aarón... No puedo evitar entenderlo cuando me pongo en su lugar, actuó como un idiota, sí, pero puedo entender... — Anahí dejó de escuchar a su hermano después de que dijo lo de Aarón. Nadie los había visto, ¿cómo pudo ser que Alfonso supiera?

—Espérame, Ucker. Eso no puede ser, Alfonso no pudo vernos a Aarón y a mí, no había nadie más en mi oficina... ¿Estás seguro que él nos vio? Es... Es imposible.

—Pues no sé cómo, enana, pero él los vio. De hecho fue él mismo quién me contó — Anahí no podía creerlo. De pronto pensó en cómo se pudo haber sentido Alfonso al verlos besándose, en especial después de la historia que ella le había contado, y le dolió imaginarse lo que pudo pasar por su mente. No lo justificaba, pero como su hermano había dicho, podía entenderlo un poco. Y pensar que nunca pudieron hablar de nada de lo que había pasado, todo porque ella decididó alejarse — ¿Estás bien, enana?

—Yo... Ucker... Estaba pensando en la frase que papá repite todo el tiempo. Siempre...

—... hay dos lados, dos versiones, dos verdades en cada historia, y nada entiendes hasta haber oído ambas — su padre apareció en ese momento con una sonrisa amable — Christopher, ¿por qué no regresas a la fiesta? No debes descuidar a tus invitados, además, tu novia te estaba buscando — Christopher miró a su hermana y esta asintió con la cabeza — Anda, hijo, yo me hago cargo de tu hermana.

La Venganza (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora