Capítulo 11.7

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Miró hacia arriba, y tragó saliva

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Miró hacia arriba, y tragó saliva.

-- Así que... Tú eres Valle, ¿no? --se aventuró a preguntar Metro, uno de los cárteles más bajitos que estaban presentes.

En cambio, Valle era el más alto de todos ahí en general, llegan casi a los dos metros.

-- Sí, soy yo --respondió con su típica expresión de enojo.

Como si le hiciera el feo a los 1.40 de Metro.

-- Mucho gusto --sonrió burlesco.

-- No pienso lo mismo.

-- ¡Valle! ¿Qué haces hablando con él? --Medellín llegó, con esa clásica molestia.

En sus tierras le dicen fresa, se dice Metro.

-- Él me habló, no yo a él.

-- ¡Pues deja de hablarle! --agitó las manos.

Valle bufó.

-- ¿Qué has hecho? --preguntó uno de piel completamente oscura hacia el de pelo café.

Zeta solo resopló.

-- Ps, ahí la llevamos.

-- ¡A ver! Esta no es una reunión de graduación de primaria --OL aplaudió para llamar la atención de todos.

Casi como si fuera una alerta, todos tomaron asiento.

-- Tenemos un asunto que tratar.

-- Para que nos cite a nosotros, y a todos, debe ser realmente importante --C.S. se cruzó de brazos, prestando toda la atención que podía.

-- Sí, especialmente porque ustedes son los que están involucrados con las mafias estadounidense e iniciaron todo ese complot.

No tenían tanto la culpa, o tal vez sí, pero ¿qué podían hacer? Toda la razón por la que existen es por el mal que causan.

Tal vez por eso, sus naciones no quieren aceptarlos.

C. Sinaloa se acomodó en su asiento, sintiéndose incómoda por la breve mirada de OL, que parecía casi un regaño.

-- Como sabrán, ha habido una leve guerra entre cárteles mexicanos y estadounidenses, y un poco los colombianos, pero sabemos que no están tan involucrados como los primeros --explicó, tomando asiento-- Siendo una constante de tener cuidado para que no sea secuestrada.

-- Te alargas mucho --Zeta cabezeó, cansado.

OL, algo molesto, aclaró su gargante.

-- Siendo directos, ayer por la madrugada, salimos a patrullar para ver si no detectábamos alguna actividad sospechosa, y terminamos por encontrarnos con un cártel.

-- ¡Oh! ¿Cómo era? --Medellín se inclinó un poco hacia adelante, interesada-- Nunca he visto a un cártel estadounidense, al menos no en su representación humana.

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