Capítulo 8

2.3K 185 379
                                    

El día anterior no supo cómo pero se las arregló para que el ruso se fuera de su hogar, aunque a ese punto daba igual, pues ya era de noche cuando se retiró

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El día anterior no supo cómo pero se las arregló para que el ruso se fuera de su hogar, aunque a ese punto daba igual, pues ya era de noche cuando se retiró.

No se la pasó ni bien ni mal, después de aquel acercamiento entre sus cuerpos todo se tornó incómodo: ambos guardaron silencio ensimismados en las pantallas de sus respectivos teléfonos, evitando todo tipo de contacto; incluso el visual.

Claro que cruzaron la mirada un par de veces, volteándola rápidamente.

Era la chica quien estaba más avergonzada, y cómo no iba a estarlo: técnicamente le enseñó los pechos a alguien.

Es decir, son novios, por lo que era en su totalidad aceptable y justificable; mas ella no le amaba.

Ni a su primer novio lo besó en los labios, mucho menos tuvieron contacto sexual de ningún tipo; ni siquiera algo remotamente parecido (1*).

Y por el lado de Rusia, parecía raro pero nunca le había visto el busto a una chica, y verlas por primera vez tan cerca lo...¿asustaron?

Además de sentirse raro, él no ama a México de ninguna forma.

Nunca la imaginó al menos como una amiga, por su mente en ningún momento pasó tener algún tipo de relación con algún latino, ni amistosa ni amorosa.

Después de todo, él ya gustaba de alguien más (2*).

Volviendo a la mexicana, despertó hasta la una de la tarde por hacer una llamada hasta altas horas de la noche con OL para contarle el inconveniente por el que no pudo ir a la reunión.

Lejos de enfadarse, lo único que hizo la organización fue burlarse de la chica por estar forzada a convivir con quien odiaba, además de perderse muchas risas.

Sumando la comida deliciosa y el alcohol.

Evidentemente se enojó, cosa que igual OL utilizó para mofarse de ella.

Terminó colgando por el puro coraje no sin antes decir que al siguiente día sí iría, dispuesta a no perderse las estupideces de todos sus hermanos e incluso participar en ellas.

Aunque, claro, para eso tenía que arreglarse y "desayunar" primero, cosa que obviamente iba a hacer.

Salió de su habitación después de peinarse -dejándose el pelo suelto- y lavarse los dientes.

Llevaba ropa normal, una blusa de tirantes color verde limón y un short celeste que le llegaba hasta la mitad de los muslos, algo realmente cómodo para el clima tan caluroso que hacía al menos ese día.

Organización LatinoamericanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora