Capítulo 15

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Se suponía que no debería estar corriendo en ese estado, después de haber tenido atención médica

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Se suponía que no debería estar corriendo en ese estado, después de haber tenido atención médica.

Aunque leve, no era beneficioso que recorriera todo el camino a su casa a un ritmo desesperado, parecía no importar de todas formas.

Quería huir de cualquier cosa que la estuviera persiguiendo, daba igual si en realidad nadie ni nada estaba detrás.
Había algo de lo que por más que llegara a casa y cerrara la puerta con llave no podría escapar, y era más bien de su propia mente.

Se dejó caer mientras deslizaba su espalda en la puerta principal, la adrenalina le hizo olvidar por momentos de lo que buscaba escapar.
Todo ello regresó cuando dejó de tomar aire tan frenéticamente y se centró en el silencio abrumador y el vacío que podía verse en casa.

Tal vez acababa de hacer algo muy estúpido, pero ahora solo quedaba afrontar cualquier mierda que hubiese hecho en las horas anteriores.

No de la mejor forma, pero ¿qué hacer cuando solo se quiere llorar? Se preguntó mientras se cubría los ojos con desesperación.

Era algo demasiaso agobiante, sería mejor si jamás se hubiera entrometido en tantas cosas que ni siquiera le incumbían.

¿Cómo iba a ver a todos ahora? Ahora que lo pensaba, su vida se dividía en hacer creer a los demás que no estaba enamorada y hacer creer a terceros que estaba enamorada.

¿Cuál era lo real? Lo sabe perfectamente, pero era vergonzoso admitirle a un grupo de personas que todo ese tiempo estuvo aplastando sus sentimientos en una pequeña caja de madera para no decepcionarlos.

Sabía que tenía que tranquilizarse, parecía una tarea imposible entonces, pero estaba bien al parecer, había una posibilidad de que en el futuro, aquello solo sea un recuerdo divertido y que cada vez que lo recuerde solo se ría de lo tonta que se veía.

La imagen de Rusia con una expresión pasmada y que más bien representaba confusión y por alguna razón miedo no dejaba de flashearse en su visión, tal vez debió ser más suave con lo que dijo o aprovechar otro momento, pero mientras más aplazara las cosas, menos querría hacerlas.

Se levantó, aún sin saber cómo haría para detener las lágrimas burlescas que bajaban por sus cachetes hasta formar una gota en su barbilla y caer en cualquier lugar.

Terminó por sentarse en el sillón principal, donde alguna vez Rusia también se sentó, a simplemente hablar, o a degustar la comida que México preparó.

Vaya, no podía hacer nada sin pensar en quien hace unos minutos había visto.

No había mucho qué hacer, y aunque no se daba cuenta, las preocupaciones que rondaban en su cabeza eran mayoritariamente acerca de explicaciones que creé tendrá que dar a los demás países.

Aunque no tenía ganas de hacer algo al respecto de su situación, ¿esa oportunidad de ausencia que otorga ONU a países en emergencias se aplicará? Sería lo mejor, no tiene ganas de ver a nadie a la cara.

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