Capítulo 7

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Las juntas, por alguna razón que deberían desconocer los latinos mas no lo hacen por obvias razones, dejaron de continuarse

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Las juntas, por alguna razón que deberían desconocer los latinos mas no lo hacen por obvias razones, dejaron de continuarse.
ONU no avisó en ningún momento por mensaje ni por algún otro medio sobre otra junta, cosa que les pareció extraño, pero no protestaron.

Se alegraban en realidad, porque eso les daba tiempo para convivir con su organización favorita.
Aprovechaban para hacer pijamadas -o, más bien, borracheras-, desvelarse; incluso habían acomodado sacos de dormir en la casa de OL.

Claro que no dormían ahí siempre, solo la mayoría de veces.

Este es de los pocos casos donde cada uno se retiró a su casa por la noche para dormir en ella, aún cuando al día siguiente por la mañana volverían a esa casa.

Justo eran las 10:30am, la mexicana tomó las llaves de su carro y se acomodó la blusa viendo su reflejo, cuando escuchó como alguien golpeaba la puerta.

-- Achis, ¿pasaron por mí? Pero si les dije que yo misma iría --murmuró caminando a la puerta para abrirla.

Cuando la abrió, tuvo que elevar la mirada para ver a la cara al ruso, que también la observaba con neutralidad.

-- Ehhh, ¿hola? ¿Se te ofrece algo...mi amor? --preguntó teniendo que agregar forzosamente el apodo cariñoso.

-- Bueno, yo, ehh... --guardó su teléfono en el bolsillo izquierdo del pantalón-- Quería pedirte una disculpa por no salir contigo hace días, como acordamos.

Sonrió;-- Ay, Rus, no tienes porqué preocuparte por eso.

-- En realidad sí, quiero decir, ahora eres mi pareja y no puedo dejarte así sin ninguna explicación.

México intentaba retener todas las carcajadas que querían salir por ver como Rusia trataba de aparentar que de verdad le quería.

Claro que a la latina se le facilitaba más aparentar sentimientos, era más suelta y las expresiones en ella eran más fluidas, completamente contrario al europeo, que siempre fue más frío y que ni a la mayoría de sus hermanos les ha demostrado su capacidad de sentir emociones.

-- Mira, entiendo la disculpa y entiendo que hayas venido --aclaró haciendo una pausa-- Lo que no entiendo es el ramo de rosas rojas.

-- ¿No puedo traerte un ramo de rosas rojas?

-- Emmm, nooo...es solo que se me hace raro, es todo --tomó un poco sonrojada el ramo que el tricolor de ushanka de le extendía.

-- ¿Quieres salir a pasear?

-- En realidad yo ya tenía planes --confesó sonriendo apenada.

Rusia le miró de pies a cabeza, llevaba unos tenis negros con blanco, un pantalón de mezclilla y una blusa de manga corta color celeste, además de llevar el pelo en una coleta.

-- Iba con mis hermanos --volvió a hablar con la vaga esperanza dr que el mayor lo tomara como un "no quiero salir, no contigo".

-- Oh, pues...no tengo el menor inconveniente en convivir con tus hermanos.

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