Capítulo 10: La verdad

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Jueves

Aquella mañana, a Marley se le pegaron un poco las sábanas. Había estado hasta tarde hablando con su madre; charla que les había venido bastante bien a ambas, ya que las dos se sentían culpables por lo que había pasado pero ninguna culpaba a la otra.

Cuando Marley salió por la puerta de su casa para ir al instituto, Derek y los chicos llevaban ya un rato esperándola fuera.

—Por fin —exclamó su hermano al verla—. ¿Qué te ha pasado hoy, hermanita?

—Estaba cansada.

Su mirada chocó por un instante con la de Jules. Este intentaba descifrar qué rondaba por la cabeza de la chica y llegó a la conclusión de que, efectivamente, Marley estaba enfadada con él, al verla apartar la mirada con brusquedad y comenzar a andar delante del grupo para no tener que relacionarse con nadie.

—¿Qué le pasa? —susurró Miller a sus amigos para que la chica no se enterara.

—Ni idea. —Su hermano se encogió de hombros.

—Mujeres. Nadie las entiende —bromeó Josh haciendo al resto reír. Bueno, Jules no rió, estaba demasiado pendiente de todos los movimientos de Marley, algo preocupado por la posible discusión que podrían tener por lo que había pasado.

Nada más poner un pie en el instituto, Marley informó al resto de que iba a la taquilla, no tenía ganas de socializar demasiado y prefería sacar pronto los libros que necesitaba para poder entrar al aula cuanto antes.

—Yo también tengo que ir a la taquilla —dijo Jules cuando Marley ya se había marchado, ganándose una mirada y sonrisa pícaras por parte de Aaron—. Nos vemos en clase.

Cuando llegó, se apoyó en su taquilla mirando a Marley.

—Hola —la saludó esperando ser ignorado.

—Hola.

—Creo que deberíamos hablar.

Marley dejó de mirar su taquilla para girarse a mirar al chico, permitiéndole hablar.

—Sé que estás enfadada y tienes motivos para estarlo. Me entrometí en algo que no me corresponde, pero creo que lo correcto era que tu madre lo supiera, tú no ibas a decírselo y Mike no podía seguir en vuestras vidas, sería totalmente inj...

—No estoy enfadada —lo interrumpió.

—Ah, ¿no?

Marley negó con la cabeza.

—No —sonrió levemente—. Al contrario, te estoy muy agradecida por lo que has hecho, yo no me habría atrevido y me ha venido bien que sea otra persona quien se lo dijera a mi madre, así que gracias.

Jules dudó por un momento.

—¿De-de verdad no estás enfadada?

Marley rió.

—No, idiota. —Esta vez le sacó una sonrisa al chico, una de esas a las que a Marley le gustaba examinar.

Jules la miró con otra sonrisa, quedándose en silencio por unos segundos analizando el rostro de la chica. Odiaba pensar que le parecía la cara más bonita que había visto jamás.

—¿Y por qué has estado tan seria hoy por el camino?

Marley suspiró.

—Porque no sé cómo actuar delante de Derek. No sé si mi madre pretende contárselo o si quiere que lo haga yo. No sé qué hacer, y no me siento cómoda.

Jules asintió, poniéndose en la piel de la chica y pensando en cómo poder ayudarla.

—Buenos días —oyeron una voz que los sacó de su conversación.

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