Miércoles
Esta vez no iba a ir al instituto sin avisar a su hermana. Pensó en la bronca que le echó Erin y en su conversación con Aaron y, definitivamente, no quería ver a Marley mal. Ellos tenían razón, no se estaba comportando bien, pero estaba a tiempo de arreglarlo.
Bajó a la cocina y vio cómo su hermana metía los platos de su desayuno en el lavavajillas.
—Buenos días —la saludó.
Ella le estaba dando la espalda. Se quedó un par de segundos quieta y se giró lentamente.
—Hola —contestó—. ¿Ya me hablas?
Derek suspiró. Sabía que no había sido demasiado maduro, pero a veces necesitabas alejarte de todo lo que te hacía mal y pensar con claridad.
—Siento haberte ignorado.
—Ya... Eres idiota, Derek. Me choca muchísimo ver que te pusiste hecho una furia cuando conté en el comedor lo que me había pasado con Brad y que horas después no me dirigieras la palabra. No te pillo, quieres pegarle una paliza a un tío que me ha hecho daño pero después haces como si no existiera, lo cual me hace más daño aún.
—Lo siento, Marley —elevó la voz—. Las cosas no han sido fáciles para mí tampoco. Siento no ser perfecto.
Marley se calmó un poco. Él estaba haciendo el esfuerzo de hablar con ella y no es que se lo estuviera poniendo demasiado fácil.
—No quiero que seas perfecto —dijo acerándose a él—, simplemente quiero que seas mi hermano, y que me apoyes aunque tome decisiones con las que no estás de acuerdo.
Este se quedó callado y terminó asintiendo.
—¿Has hablado con Jules? —le preguntó ella, nerviosa. Quería saber si estaba al tanto de cómo su mejor amigo le había roto el corazón la tarde de antes.
—No. Mira, Marley, lo siento, pero tampoco tengo la intención de hacerlo todavía. Quería hablar contigo y que estuviéramos bien, pero no quiero hablar con Jules, no por el momento.
Marley se quedó en silencio unos segundos. A pesar de la bronca que había tenido con él el día anterior, le daba pena que Derek y él no se hablaran. Quizás era idiota por seguir queriendo lo mejor para él, pero no podía evitarlo.
—Jules está muy mal, Derek. Necesita hablar contigo. Y tú también. Os echáis de menos, solo hay que veros para darse cuenta.
Este suspiró y se llevó la mano a la sien, pellizcándola levemente.
—¿Por qué no me contaste nada de lo que había pasado entre vosotros? —le preguntó.
Su hermana se quedó paralizada. Ni siquiera tenía una respuesta para eso.
—No lo sé —reconoció—. Creo que me daba miedo. Todo iba tan bien que pensé que contártelo a ti o a los demás rompería la armonía de todo.
Derek sonrió, irónico.
—¿Y crees que enterarme por Grace no ha roto la armonía de nada?
—No digo eso, es solo que... Te lo íbamos a contar, Derek, necesitábamos un poco más de tiempo para hacerlo, no era como si lo fuéramos a mantener en secreto para siempre.
—¿Y qué me ibais a contar precisamente? —preguntó disimuladamente—. ¿Qué os habíais besado o que sois algo más? Porque todavía no sé si lo vuestro ha sido un puto rollo o algo más serio.
Marley sintió un vuelco en el estómago al escucharlo decir eso. Recordó todo lo que había hablado con Jules en su habitación la tarde anterior y sintió que en cualquier momento las lágrimas iban a salir de golpe de sus ojos, pero las detuvo, no quería derramar una lágrima más, demasiadas había derramado durante la noche; ni siquiera había pegado ojo.
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DALLAS
RomanceMarley y Derek Dallas. Dos hermanos que, tras el divorcio de sus padres, tienen vidas totalmente opuestas. Marley se quedó con su padre en Miami, Florida, de donde era esta familia originariamente, mientras que Derek se marchó a Boston, Massachusett...