Capítulo 17: Choque de realidad

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Domingo

A pesar de haberse dormido tan tarde, Marley estaba como nueva cuando sonó el despertador. Se había quedado hasta tarde hablando con Andie de lo que había sucedido y, aunque su amiga tenía mil teorías y preguntas que hacerle, veía que estaba tan agobiada que prefirió no atosigarla.

Antes de bajar a desayunar, Marley se aseguró de que todos estaban abajo para dejarle a Jules encima de su cama su sudadera y su camiseta dobladas sin que nadie la viera entrar en su habitación; no quería tener que deberle nada.

Cada paso que daba hacia la terraza, le daba un vuelco el corazón. No sabía si estaba preparada para enfrentarse a sus actos de la noche anterior, no sabía si ver a Jules iba a hacer todo más complicado. Él compartía habitación con Derek, ¿y si le había contado todo? ¿Y si ahora Derek estaba enfadado con ambos?

Esa teoría desapareció de su cabeza cuando vio a su hermano reír con el grupo como si nada hubiera pasado. Suspiró, aliviada, no quería enfrentarse a Derek, al menos no tan temprano.

—Buenos días —saludó Marley al resto de sus amigos.

—Hola, Marley —la saludó Finn.—Hablábamos de cómo Riley y Miller no podían despegarse anoche el uno del otro —se burló.

Marley rió, divertida.

—¿Y tú qué? ¿Se te perdió algo en la boca de Jodie?—añadió haciendo a todos reír.

—Es distinto. Riley y Miller se conocían desde pequeños. Podrían tener una bonita historia de amor.

Miller rodó los ojos.

—No estoy interesado, gracias.

Marley rió ante la respuesta de su amigo y giró levemente su cuello, encontrándose con la mirada verdosa de Jules. Era el primer contacto visual que tenían después de lo de la piscina, y la chica pudo notar millones de sensaciones dentro de ella. Pensar en aquellos besos hacía que se desconcertara porque nunca un beso le había hecho sentir todas esas cosas.

Esta vez fue Jules quien despegó la mirada primero, cuando siempre solía ser al revés, anunciando que iba a subir a terminar de preparar sus maletas. Pronto, todos comenzaron a hacer lo mismo, ya que debían salir de vuelta a Boston lo antes posible.

—Eso os pasa por dejarlo todo para el último momento —los regañó Cora cuando sus amigos comenzaron a quejarse de todo lo que tenían que recoger—. Yo dejé mi maleta terminada antes de salir anoche a aquel bar.

—Pues tienes que venir con nosotras —respondió Marley rápidamente, tanto que hizo que los que quedaban en la terraza pensaran que algo no iba bien—, ya sabes, a ayudarnos con las nuestras.

Cora sabía que algo estaba sucediendo, así que sin hacer más preguntas, se marchó junto a las chicas a su habitación.

—Cuéntaselo —le pidió Andie a Marley en cuanto pusieron un pie en la habitación. Esta asintió.

—Cora, prométeme que lo que te voy a contar no vas a decírselo a nadie, ni siquiera a Aaron, de hecho, especialmente a Aaron.

Su amiga comenzaba a ponerse nerviosa, ¿es que algo grave le había pasado a Marley?

—Lo prometo, ¿qué pasa?

Marley suspiró y se sentó en su cama.

—Jules y yo nos besamos anoche a la vuelta del bar. Varias veces.

Cora se quedó unos segundos en silencio con los brazos en jarra a cada lado de sus caderas para posteriormente comenzar a gritar como una loca y hacer reír a Andie.

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