Sábado
Cuando Marley despertó aquella mañana, lo primero que vio fue la cara de Andie con los ojos cerrados, aún dormida. Esta sonrió antes de levantarse porque su amiga estaba muy graciosa. Definitivamente el alcohol le había pasado factura.
Escogió algo de ropa que ponerse aquel día y se puso por encima la sudadera que Jules le había dejado la noche anterior, que le quedaba bastante grande. Se le había olvidado devolvérsela y si la llevaba puesta lo recordaría, o esa era la explicación que se había dado a sí misma sobre por qué se había puesto aquella prenda casi sin pensar.
Cuando bajó a desayunar, vio que sus amigos estaban en la misma terraza donde cenaron por la noche.
—Buenos días —los saludó—. ¿Estáis todos despiertos? Andie sigue completamente dormida.
—Normal —rió Logan—. Tiene mucha energía que reponer.
Marley rió y se sentó en una silla que había libre para comer algo.
—Bonita sudadera —susurró una voz a su lado.
Se giró y vio a Jules con una sonrisa deslumbrante. No entendía por qué sonreía tan poco cuando estaba tan guapo cada vez que lo hacía.
—Perdón. Te la iba a devolver ahora.
—No hay problema. Puedes quedártela el tiempo que quieras.
Esta sonrió y devolvió la vista a su desayuno. Jules estaba siendo muy amable con ella, esperaba que no fuera por lo que le había contado de su anterior instituto, no le apetecía que nadie sintiera lástima por ella, y mucho menos que ahora él la viera como a alguien débil.
Se volvió a girar para mirar al chico cuando de repente le dio un vuelco el estómago. Se acababa de acordar de lo que había pasado la noche anterior: las bebidas, el juego, la sal en su cuello, la lengua de Jules recorriéndola, el limón... y sobre todo, lo que todo eso había provocado en ella.
¿Se acordaría él también de lo sucedido? No parecía incómodo, estaba como siempre, aunque claro, ¿por qué tendría que estar incómodo? Seguramente él estaba harto de hacer ese tipo de retos con más chicas, probablemente no hubiera sentido nada distinto por que fuera Marley la chica con la que lo hacía.
Marley salió de sus pensamientos cuando sus amigos comenzaron a hacer ruido aplaudiendo y silbando. Levantó la vista y rió al ver que lo estaban haciendo porque Andie se acababa de despertar y había hecho acto de presencia por la terraza.
—Buenos días, bella durmiente —bromeó Miller.
—¿Cómo has dormido? —se interesó Derek.
—Como un bebé —admitió la chica antes de bostezar.
Derek rió.
—Ven. —Este le hizo un hueco en la silla a su lado y le tendió un zumo.
—Gracias.
—Dime que te acuerdas de cómo nos deleitaste ayer con tu baile —dijo Cora.
—Por desgracia, sí, aunque preferiría no tener recuerdo alguno —contestó su amiga causando las carcajadas del resto.
—¿Cuál es el plan de hoy? —preguntó Finn. No quería hablar más de la noche anterior, se había arrepentido enormemente de haber tenido esa conversación con Marley, ¿en qué estaba pensando?
—Podemos hacer lo que queráis durante el día, pero tengo una propuesta para la noche —dijo Miller—. Ya sabéis que cuando era pequeño, mi familia y yo veníamos mucho por aquí —continuó mirando a los chicos—. Hay un bar muy guay y mi padre es amigo del dueño, probablemente nos sirvan alguna copa aunque no tengamos carnets. ¿Os apetece ir?
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DALLAS
RomanceMarley y Derek Dallas. Dos hermanos que, tras el divorcio de sus padres, tienen vidas totalmente opuestas. Marley se quedó con su padre en Miami, Florida, de donde era esta familia originariamente, mientras que Derek se marchó a Boston, Massachusett...